Reportes, Venezuela

«No puedo dejar de trabajar»

La vejez de Consuelo no esta transcurriendo como la imaginó, pese a estar en edad de retiro le es imposible dejar de trabajar, la pensión no alcanza para nada. La migración forzada  fraccionó a su familia y debe ayudar en la crianza de uno de sus nietos. Todo esto en medio de la crisis que vive Venezuela

Reporte Proiuris

Voces de los que se quedaron

La maestra Consuelo tiene 70 años, vive en una barriada al oeste de la ciudad de Barquisimeto, estado Lara. Da clases de sexto grado de educación básica desde hace más de 50 años. Primero en el sector público y luego en el sector privado “pagan un poquito mejor”, nos cuenta. Actualmente su grupo familiar esta formado por su hija menor y su nieto de 8 años. Sus dos hijos mayores se vieron forzados a migrar.

Al cumplir la edad reglamentaria en Venezuela para jubilarse, lo hizo. La vida le dio un revés, le diagnosticaron cáncer de mama, de esto hace unos 20 años. Atender esta enfermedad consumió todos sus ahorros, necesito ayuda económica de su familia y logró superarla. Como estrategia para estabilizarse económicamente decidió trabajar en el sector privado por un año, desde entonces no ha podido dejar de trabajar.

“Poco a poco la situación fue empeorando, mi pensión de vejez cada día alcanzaba para menos y dependía más del sueldo de mi trabajo”. Su hija es madre sola y ella  se convirtió en un soporte económico para su nieto, entre las dos (madre y abuela) buscan darle bienestar al niño sorteando las dificultades de la Venezuela actual. Esto en el acceso a alimentos, educación y salud.

La partida de sus hijos complico un poco las cosas, “cuando estábamos aquí en Barquisimeto todos uno se ayuda, se compra comida entre todos y es más fácil resolver las emergencias”. Sus hijos la ayudan económicamente desde afuera, pero a ella le cuesta asimilar que va a depender económicamente de ellos. “Yo sé las dificultades que pasan mis hijos afuera y si bien ayudan yo no estoy en condiciones de exigir, cada quien conoce las goteras de su casa”.

Fotos: Proiuris

La alimentación y salud son lo primordial

Consuelo debe hacerse seguimiento oncológico anual, debe tener un cuidado especial de su salud. Una vez al año se hace exámenes y debe visitar a un especialista  que compruebe que todo va bien en ella. Esto es un punto central en su año, debe organizarse de tal manera que logre tener medios económicos para cuándo llegue la fecha de este chequeo. “Voy guardando dinerito para los exámenes y la cita médica. Después me encomiendo a Dios que todo salga bien y no se requiera más dinero”.

Para la comida tiene estrategias, visita distintos mercados buscando los mejores precios “eso era antes que uno compraba todo en un solo lugar, ahora compras según donde esté más barato, porque de otra manera no alcanza”. Su hija trabaja en el sector público, esto le garantiza una cesta de comida al mes, que se su caso es fundamental para cubrir la ingesta necesaria de alimentos. “mi hija gana poco, pero le dan un pollo y algunos víveres y eso nos ayuda”.

El principal ingreso de la casa lo aporta Consuelo, si bien comparte gastos con su hija ella se lleva la mayor responsabilidad. En conjunto ambas buscan fuentes alternativas de ingresos, venden golosinas y gaseosas en la zona donde viven. “hay que ingeniárselas con lo que se pueda, hacemos helados, vendemos galletas, todo suma”. Además de seguir trabajando debe tener estos empleos informales para subsistir algo que nunca se imaginó hacer a su edad.

Fotos: Proiuris

En mi trabajo me tienen el ojo puesto

Las capacidades físicas e intelectuales van mermando con el paso de los años, esa es la razón por la cual existe un edad de jubilación y se considera necesario el retiro. Las fuerzas y el rendimiento no es el mismo de cuando se es joven, más aún en profesiones demandante como la formación de niños.

Consuelo se ve activa e independiente, cuesta por su actitud asimilar que tiene los años que tiene, reconoce que el aula la agobia un poco y la tecnología le cuesta un poco. “Durante la pandemia fue muy difícil para mí tener clases virtuales, no lograba conéctame y eso molesto un poco a la directora”.

Cada cierre del año escolar  le trae incertidumbre, “ahora quieren maestras jóvenes, pero yo creo que la experiencia cuenta, yo aún puedo dar clases”. Consuelo más que poder, necesita seguir dando clases esa fuente de ingreso es fundamental para su vida y la de su familia. Esto la pondría en una situación de total dependencia de sus hijos ya que no cuenta con políticas estatales que la protejan en su vejez.

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

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