Reportes, Venezuela

«Entre mis principales preocupaciones están mi hijo y mi papá»

Reporte Proiuris

Voces de los que se quedaron | Regiones

En este seriado Proiuris busca mostrar la realidad de las mujeres que se quedaron en Venezuela, cuáles son sus cargas actuales y cómo la migración forzada de sus familiar ha incrementado exponenciales el peso de sus obligaciones cotidianas, e incluso de su estabilidad física y mental. Un grupo de investigadores se trasladó a la región centro occidental de Venezuela y visitó los hogares de mujeres en las ciudades de Barquisimeto, Valencia y Maracay. Todo con el fin de documentar y mostrar sus historias de vida

Jennifer Agüero de lo primero que te habla es de su hijo y su papá y lo hace desde la preocupación. Entre las cosas que la inquietan está la alimentación de su hijo, el niño tiene la prioridad con las proteínas en la casa. “A sus diez años está en pleno desarrollo es él quién debe alimentarse mejor en la casa, nosotras ya estamos grandes”.

Jennifer nunca logró independizarse. A los 38 años vive en la casa de su mamá, con ella y su hijo. Su papá vive solo. Ella pese a ser técnico superior en informática y tener diplomados en gerencia, la crisis generalizada que ha vivido Venezuela en los últimos años no le permitieron salir de la casa materna. Ella lleva sola la responsabilidad de su hijo, pues entre otras cosas, el padre del pequeño nunca se ha hecho cargo.

Otra de las preocupaciones es su educación. Aquí se extiende en explicarnos lo que implica cursar el cuarto grado de primaria en una escuela pública en Barquisimeto Edo. Lara. Son generalizados los reclamos del magisterio por los bajos sueldos que reciben, lo cual los ha hecho mantenerse en protestas activas en lo que va del 2023. El pequeño no ha logrado reintegrarse a las clases desde las vacaciones decembrinas. “Eso me preocupa mucho, pues ya estamos en abril y está sin clases. Que no esté estudiando me preocupa y además dificulta mucho mi dinámica diaria el hecho de que esté en la casa todo el día”. A raíz de ello, Jennifer fomentó tener una reunión con otros padres y la maestra.

De esa reunión lograron que la profesora les diera clase a los alumnos dos veces a la semana. Pero hubo una condición, los padres debían colaborar con la docente cubriendo el costo del traslado de su casa al colegio en trasporte público. Jennifer nos cuenta que la última vez que había visto a la maestra fue en la entrega de boletines en diciembre, quiso darle de obsequio navideño, unos comestibles. “Me sorprendió que ella al recibirlos se quebrara, me confesó que no tenía nada de comida en su casa y eso le estaba salvando el día”.

Jennifer entiende las dificultades que viven los maestros, ella las vive de manera similar, pero sopesa que la formación de los niños a esa edad es fundamental y se debe complementar entre el colegio y la casa, dejarlos a la deriva será a la larga un problema peor.

Jennifer vende golosinas en su casa, es la estrategia que aplica para completar su salario y lograr cubrir sus necesidades y la de su hijo. Fotos: Proiuris

Pudiéramos agrupar parte de las otras preocupaciones en el acceso a los servicios básicos. El agua les llega dos veces a la semana. Con sus vecinos hizo un sistema de pequeños tanques externos que los alivian para almacenarla y usarla los otros días. La electricidad es impredecible. A la semana pueden tener de uno a dos apagones, “que ahora gracias a Dios son de solo dos horas”. Esto son elementos que complican el día a día de Jennifer en su lucha por darle a su hijo lo mínimo necesario.

Ella vive en el sector Los Crepúsculos al oeste de Barquisimeto. Son unos bloques de interés social producto de los esfuerzos de gobiernos previos a la revolución bolivariana de organizar los sectores populares. Hoy están en total abandono estatal y han proliferado las invasiones y construcciones desordenadas en las áreas comunes y zonas verdes.

La que fuera otrora la zona industrial de la ciudad, el equipo de investigadores de Proiuris pudo contactarla decaída e inactiva pese a ser un día laborable en Venezuela. También se pudo contactar la falta de cobertura telefónica en áreas de la zona, pese a ser Barquisimeto la cuarta ciudad en densidad poblacional de Venezuela.

En el sector Los Crepúsculos, municipio Iribarren hay falla generalizada en los servicio de luz, agua y gas butano. Fotos: Proiuris

Su papá se suma a sus cargas

Jennifer es la menor de tres hermanos, sus dos hermanos mayores se vieron forzados a migrar. Nos explica que principalmente por la falta de oportunidades que tenían en Venezuela.

El papá de todos vive aún en Barquisimeto, en el centro de la ciudad. “Soy yo la que tengo que estar pendiente que coma bien, que se tome sus medicamentos. Hace unos días me di cuenta que estaba tomando mal la pastilla de la tensión”.

Sus hermanos ayudan económicamente con las cosas del papá, pero es ella la que debe ayudarlo físicamente. Acompañarlo a diligencias y supervisar sus cosas cotidianas. Esto ha aumentado cargas a su ya compleja vida. Al menos tres veces a la semana visita a su papá, lo ayuda a preparar algo de comida y supervisa que se esté alimentando bien. También lleva el control de los chequeos médicos y coordina las citas. “antes en mi trabajo teníamos un seguro médico que cubría a mis padres, eso lo quitaron. Dependiendo de la disponibilidad económica de mis hermanos vamos a un centro público o privado”.

De la compra de los medicamentos también se encarga ella con el dinero que envían los hermanos. Además, es quien supervisa y controla a diario el tratamiento médico de su padre. Su papá realiza trabajos eventuales que le permiten comprar comida para él solo.

El sector Los Crepúsculos esta en medio de una zona industrial, que el equipo de Proiuris pudo verificar en gran medida inactiva. Fotos: Proiuris

En el propio trabajo encontró la alternativa para conseguir más ingresos

Al tocar el tema laboral se pone seria. Nos dice que prefiere no decir donde trabaja. Es del sector público la paga si no las dice, gana Bs. 130 quincenales y una bolsa de comida “que gracias a Dios incluye un pollo”. Su hermetismo a decir el lugar de empleo es por miedo a represalias, amonestaciones o incluso a que la despidan.

También nos cuenta un poco acerca de lo deteriorado del área física en que trabaja. Cuenta que no tienen aire acondicionado, que hay muchas fallas eléctricas y que la mayoría de las veces están sometidos a altas temperaturas.

Ahí vio Jennifer una oportunidad. Comenzó vendiendo a crédito bebidas frías y snacks “maltas y tostones”. Los buenos resultados que le trajo la hizo aumentar la oferta. Agregó golosinas y dulces de elaboración artesanal. Poco a poco fue haciendo un capital que invierte en recomprar los productos.

La pandemia y el confinamiento la golpearon muy duro porque no podía ir al trabajo y vender sus productos. Fue ahí cuando vio otra oportunidad de negocio: vender los mismos productos a sus vecinos. También fue un éxito. Durante la entrevista varias veces tuvimos que parar porque niños tocaban la puerta para comprar caramelos.

Jennifer nos evidencia las cargas que tienen las madres hoy en Venezuela y de las estrategias que deben aplicar para que sus hijos subsistan. También evidencia cómo la migración forzada de parte de su entorno aumenta estas cargas.

Fotos: Proiuris

Barquisimeto es la capital del estado Lara, ubicada en la zona centro occidental de Venezuela. A unos 370 Km de Caracas la capital de Venezuela, es la cuarta ciudad más poblada de la nación después de la capital, Maracaibo y Valencia y la primera del estado Lara. La ubicación geográfica dentro de Venezuela, le permite ser una confluencia de vías terrestres entre las regiones central y occidente, con los llanos occidentales y el sur, con el eje costero al norte, con los andes al oeste y con el Zulia, región petrolera al noroeste.

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

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