Reportes, Venezuela

Eudys cuenta los años, meses y días desde que sus hijos se fueron

Reporte Proiuris

Voces de los que se quedaron | Regiones

 

En este seriado Proiuris busca mostrar la realidad de las mujeres que se quedaron en Venezuela, cuáles son sus cargas actuales y cómo la migración forzada de sus familiar ha incrementado exponencialmente el peso de sus obligaciones cotidianas, e incluso el de su estabilidad física y mental. Un grupo de investigadores se trasladó a la región centro occidental de Venezuela y visitó los hogares de mujeres en las ciudades de Barquisimeto, Valencia y Maracay. Todo con el fin de documentar y mostrar sus historias de vida.

Seguimos en Valencia, la capital del estado Carabobo en la región centro occidental de Venezuela. Nos trasladamos al municipio Guacara, sector Los Naranjos. Nos espera Eudys Rivas, cómo nos dice ella “una “guacareña” de toda la vida”.

Tiene 50 años y vive con su esposo e  hijo de 19 años. Su mirada y su rostro denotan tristeza, suspira constantemente durante la charla con el equipo de Proiuris.

Eudys tiene dos hijos mayores, ambos se vieron forzados a migrar. Son la causa de su estado anímico, pues no ha sabido gestionar la forma cómo se fueron. El varón se dedicaba artesanalmente a la agricultura y a la cría de aves. No obstante, la inseguridad lo hizo huir a Colombia por trochas con su esposa e hija de 5 años.

A la única hija de Eudys un embarazo la hizo tomar la decisión. La meta fue EE. UU. El yerno partió primero, ingresó de manera regular. La hija partió a los dos meses, sola y por tierra atravesó el desierto de Mexicali. “Tuvo que echar una carrerita para cruzar la frontera y fueron día y medio en un refugio”.

Lo que Eudys llama refugio es un centro de reclusión para personas que cruzan la frontera de manera irregular. Muchas veces los migrantes, refugiados y sus familiares romantizan  por soporte emocional las peligrosas vías de movilidad humana. Estas personas toman rutas peligrosas, están expuestos a violencia y ponen en riesgo sus vidas.

La madre desconocía la forma y estado gestante de su hija al momento de huir de Venezuela. Fue algo que la devastó al saberlo, pues aún no superaba que su otro hijo con su nieta se habían ido a Colombia por una trocha “a la buena de Dios”.

Nos sorprende ver la exactitud con que Eudys cuenta el tiempo que sus hijos llevan fuera. Lo hace con años, meses y días. Su vida gira en torno a la llamada diaria que tiene con cada uno de ellos . Sus actividades personales y la relación con su familia, con quien vive quedaron en un segundo plano.

Para Eudys la partida de sus hijos altero su diario vivir. Su día transcurre esperando la llamada diaria que tiene con ellos. Fotos: Proiuris

La economía familiar se vio también afectada

Ante la emergencia humanitaria compleja que atraviesa Venezuela, Eudys y sus hijos decidieron compartir gastos cuando vivían todos en Guacara.

Esta especie de “cooperativa familiar” les permitía suplir todo lo necesario. No solo era un plus en el aporte económico, sino en la posibilidad de moverse por la ciudad para conseguir las cosas a mejor precio. Infortunadamente eso cambió con la partida de parte de la familia.

Ahora todo el peso recae en el esposo de Eudys. Ella sale muy poco o nada. Ha tratado de buscar alternativas para distraerse y generar ingresos, como coser o vender artesanías aún sin lograrlo. No ha podido gestionar la partida de sus hijos y el impacto que le generó la manera como lo hicieron, esa carga la tiene paralizada. Sus hijos en el exterior ayudan económicamente de manera esporádica, aun no tienen la capacidad de hacerlo constantemente.

Eudys ve muy difícil la reunificación. No ve en Venezuela condiciones para que sus hijos regresen, ni tienen medios económicos ella y su esposo para ir siquiera de visita. “Eso sin contar que no tenemos visa ni dinero para tramitarla”, expresa afligida. No concibe no poder conocer a su último nieto, ni ayudar a su hija en la crianza como siempre ha pasado en su familia.

El equipo de Proiuris pudo constatar las dificultades en la zona en cuanto al acceso a servicios básicos como electricidad, agua y gas butano. Pudo constatar también el mal estado de las vías y lugares públicos de la comunidad. Fotos: Proiuris

Desconoce la zona donde siempre ha vivido

 

Por más que le duela entiende las razones de la migración de sus hijos. Nos cuenta que toda su vida ha vivido en el municipio Guacara del estado Carabobo y puede dar testimonio de cómo han perdido calidad de vidas sus habitantes.

Tienen racionamientos eléctricos al menos una vez a la semana, por una hora en promedio. Esto es algo que ocurre sin previo aviso y puede pasar a cualquier hora y cualquier día. El resto del tiempo hay fluctuación en la intensidad del flujo eléctrico, que hace que los equipos electrónicos fallen o se averíen.

En cuanto a atención médica están totalmente desamparados, la comunidad cuenta con un gran hospital público que según nos cuenta está en total abandono. “Hace unos días me corté un dedo en la cocina, recorrí tres municipios luego del “Hospital de Guacara” y en ninguno me pudieron suturar la herida, finalmente fue mi esposo quien me auxilió aquí en la casa”.

Es inimaginable que Eudys pueda recibir una ayuda psicológica en el servicio público de salud en Venezuela, que la ayude a gestionar la partida de sus hijos. Las afectaciones psicológicas muchas veces son invisibilizadas o desplazadas a un segundo plano por el Estado, ignorando las implicaciones que tienen en la vida cotidiana de las personas.

En el caso de Eudys se evidencian cómo las cargas emocionales producto de la migración forzada de familiares directos afectan a las mujeres que se quedaron en Venezuela.

El no saber gestionar la ausencia del ser querido y no contar con asistencia médica dificultan aún más su diario vivir en medio de la crisis económica, política y social que vive Venezuela.

Fotos: Proiuris

Valencia es la capital del Estado Carabobo, situada en la Región Central del país. Es la ciudad más poblada del Estado. Carabobo y la tercera más poblada de Venezuela, después de Caracas y Maracaibo.​ Es conocida como La Capital Industrial de Venezuela porque alberga una valiosa cantidad de zonas industriales. La ciudad se compone de cinco municipios autónomos distintos: Municipio Valencia, Municipio Naguanagua, Municipio San Diego, Municipio Libertador y Municipio Los Guayos.

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

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