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Paludismo, aislamiento, falta de medicinas y comida el drama de los detenidos de la UPEL

Veintisiete manifestantes opositores fueron capturados en la sede de la Universidad Pedagógica Libertador (Upel) de Maracay el 2 de julio de 2017. Luego de un juicio militar, las cinco mujeres involucradas, además de un hombre, continúan en arresto domiciliario, once estudiantes de esa casa de estudio permanecen recluidos en la cárcel 26 de Julio de Guárico y los últimos diez detenidos están privados de libertad en el Centro Penitenciario El Dorado, Bolívar.
Tres de ellos se han contagiado de paludismo. Abogados, familiares y presos permanecen a la espera de que el caso sea uno de los 84 que según el fiscal general designado por la Asamblea Nacional Constituyente, Tarek William Saab, pasarán de la jurisdicción militar a la jurisdicción ordinaria.
Las jornadas de protesta antigubernamentales de 2017 se vivieron con intensidad en la capital aragüeña y en la avenida Las Delicias siempre se encendieron focos de “la resistencia”. La represión no se hacía esperar y muchas veces la fogosidad de la protesta amainaba tras la refriega de los funcionarios de seguridad del Estado. Desde el 29 de junio hasta el 2 de julio en las adyacencias de la sede de la Upel, que justamente se encuentra a escasos metros del Círculo Militar de Maracay, la persecución se hizo insostenible.
Agrupaciones estudiantiles y otros manifestantes se refugiaron en el recinto universitario a esperar que cesara la presencia militar y policial. Como esto no sucedía se vieron obligados a dormir allí. Alex González, presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU) de la Upel, conocía el espacio y fue uno de los que guió a los presentes.
 
Disponible en Efecto Cocuyo 

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