Reportes, Venezuela

“Entre otras cosas no ejerzo porque no voy a contar lo que no es”

Es una joven profesional que pese a su esfuerzo diario no ha logrado independizarse, junto con su hermana sostienen económicamente la casa materna. Estudio historia e hizo el componente docente.  No ejerce su carrera ni como docente, en la Venezuela actual eso le resulta imposible. Adriana es la cara de muchos adultos jóvenes en Venezuela

Reporte Proiuris

Voces de los que se quedaron

Adriana tiene 37 años, es licenciada en Historia de la Universidad Central de Venezuela y además tiene el componente docente. Es parte de la población activa de Venezuela. Está en lo que debería ser la etapa más productiva de su vida. Trabaja desde que estudiaba en la universidad y no ha logrado ser independiente. Vive aún en la casa materna con su mamá, su hermana y sus dos sobrinos de 10 y 16 años. La realidad de Adriana es la del grueso de los adultos jóvenes en Venezuela, son profesionales, trabajan, tienen experiencia y sus ingresos solo alcanzan para comprar comida. Lejos está para ellos la oportunidad de adquirir vivienda propia, vehículo o hacer alguna inversión que les garantice estabilidad a futuro. Viven al día, cubriendo necesidades básicas.

Adriana en conjunto con su hermana son quienes sostienen económicamente la casa. Tienen clara la prioridad: brindar comida balanceada y estudios a los más  jóvenes de la familia. “Así tengamos los adultos que comer menos procuramos que los chamos coman completo y balanceado”. Esta es una de las estrategias que usan: disminuir la ingesta de alimentos para dar prioridad a quienes son más vulnerables. La otra estrategia es eliminar el esparcimiento o destinar los ingresos a la alimentación y cualquier emergencia que surja. Esto además de agregar una carga de incertidumbre genera gran frustración a las personas proveedoras, ya que no solo ven como son insuficientes los recursos producto de su trabajo, sino que es incierto el futuro y pueden tener la sensación de no estar haciendo nada para mejorarlo.

Durante la pandemia la mamá de Adriana perdió su trabajo y la librería donde siempre trabajó cerró. Este evento y el confinamiento al que fuimos sometidos por la epidemia de más de dos años hicieron mella en su estado de ánimo. Aun hoy le cuesta salir, la abruma la calle y la realidad de la Venezuela actual, esto suma carga a los hombros de Adriana y su hermana. No solo es una fuente de ingreso menos sino que deben lidiar con esta situación de la mamá y acompañarla en su proceso.

La familia de Adriana es de naturaleza solidaria, todos se ayudan entre todos. Su mamá fue la única de sus hermanos que se vino a vivir a Caracas, el resto viven en una pueblo del oriente de Venezuela. Adriana nos cuenta que la realidad fuera de Caracas es aún más complicada. Nos cuenta que en el pueblo de donde es su mamá y donde viven aún sus tíos y primos no hay fuentes de empleo. Era un pueblo que vivía de la industria petrolera, venida a menos hoy. Su familia se rebusca haciendo trabajos a destajo y son Adriana y su hermana la que deben echar una mano cada cierto tiempo, enviando comida o dinero para resolver cualquier eventualidad.

Fotos: Proiuris

Sin ejercer para lo que se formó académicamente

Adriana fue precavida. Además de licenciarse en historia sacó el componente docente para poder ejercer también como profesora, pensaba que con esto se podía blindar y garantizarse ingresos que le permitieran progresar. Sin embargo no contaba con la crisis que se ha agudizado en los últimos años en Venezuela. Por una parte nos explica que el papel del historiador en el país no es valorado. Explica que a cualquiera le dicen historiador, sin tomar en cuenta el método y estudio que hay que tener para contar un hecho relevante que ha ocurrido. Luego de esto nos aclara que la documentación histórica requiere de horas y horas de investigación, de recolección de fuentes, de búsqueda y de análisis. Todo ese esfuerzo no es valorado ni pagado lo cual hace insostenible realizarlo.

Su plan B era entonces la docencia. La realidad de Venezuela le explota en la cara dos situaciones: la primera, los bajos sueldos y falta de beneficios que hoy tienen los profesores y maestros en todos los niveles de formación académica en el país. La segunda y más alarmarte es que los pensum de formación en historia han sido ideologizados, la historia entonces de una manera arbitraria resalta algunos personajes y minimiza o anula a otros cosa que Adriana se niega a seguir. “Lo mismo me pasó en un proyecto que me ofrecieron en un ente público,  querían hacer unos folletos sobre la democracia y la condición era eliminar algunos presidentes, hacer ver que no existieron, yo así no voy a trabajar”.

Adriana se muestra activa y sonriente, afronta con resiliencia  la realidad que vive ella y la mayoría de los venezolanos. Trabaja en una pequeña empresa de partes eléctricas. Esta activación económica del último año en Venezuela, aunque desordenado, le da oportunidades. Comienza a ver un poco de estabilidad en medio de tanta incertidumbre. Si bien hoy no trabaja como historiadora estará en sus manos poder contar en un futuro y de una manera metódica y rigurosa lo que ha vivido Venezuela durante los últimos 20 años.

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

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