Reportes, Venezuela

“Quien se mantiene en la universidad no lo hace por el sueldo, esto es un apostolado”

Es profesora activa de la Universidad Central de Venezuela. Tiene además tres trabajos para poder cubrir sus necesidades básicas. Su vida cambio desde hace 5 años, un día su sueldo dejo de alcanzar incluso para comprar comida. Su realidad es un reflejo de la realidad de las universidades públicas en Venezuela 

Reporte Proiuris

Voces de los que se quedaron

María Begoña tiene 59 años de edad. Lo primero que aclara es que desde hace 7 años podría estar jubilada, pero que decidió no hacerlo. María es profesora a dedicación exclusiva de la facultad de Ciencias en la escuela de Biología de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Es botánica de profesión de la misma casa de estudios. En la UCV ha hecho toda su carrera profesional, de lo que podía vivir  hasta hace unos 5 años aproximadamente.

Fue entonces en el 2017 cuando la facultad le permitió tener otras fuentes de ingreso, a pesar de que el reglamento interno prohíbe el ejercicio de más actividades remuneradas a los profesores con dedicación exclusiva. María se refiere a esto como “los otros frentes”. Hoy debe tener tres trabajos, además de sus obligaciones como profesora para sobrevivir. El choque con la realidad lo tuvo un domingo como de costumbre al salir a comprar vegetales y frutas a un mercado de cielo abierto. Tras escoger la compra habitual su tarjeta declinó el pago, pues no tenía dinero suficiente. Su primer instinto fue sacar cosas y no comprarlas, aún cuando todo era elemental para su nutrición.

Una de las consecuencias de estos “tres frentes” es que no puede dedicarse a llevar trabajos de grado de estudiantes de pregrado y post grado. Fue poco a poco culminando los compromisos adquiridos y desde hace tres años no acepta ser tutora de ningún estudiante. Aquí nos explica otra realidad que la convenció de tomar esta decisión y fue la imposibilidad de la UCV de proveer recursos para sostener esas tesis de grado.

Nos explica que en su área de experticia el trabajo de campo es crucial y hoy ni la universidad ni el país brindan la posibilidad de hacerlo, no hay los fondos para costear los traslados y estadías a los lugares de estudio ni la seguridad a la integridad personal para estar en zonas remotas del país. Relata, “un botánico tiene que estar en el campo buscando plantas y eso hoy por falta de recursos y por  la inseguridad no lo puedes hacer, para no estafar a nadie ni ofreciendo falsas promesas decidí no aceptar a más estudiantes, además humanamente no tenía el tiempo”.

Esto tiene una consecuencia a corto y mediano plazo y es que no hay generación de relevo. Sus cuatro últimos estudiantes de doctorado no lograron culminar sus estudios. La crisis en Venezuela y la realidad de los profesores y la academia los hicieron desertar. Aquí María es muy clara, “yo que soy sola, tengo el escalafón más alto dentro del profesorado no puedo vivir con USD 40 mensuales como vive una persona que sea sostén de familia”.

Los pupilos a sustituirla poco a poco fueron desertando y fueron expulsados de Venezuela buscando mejores oportunidades económicas. Esta es la real razón para no jubilarse. Cuando ella ingresó a trabajar a la escuela de biología, la plantilla de profesores a dedicación exclusiva era de 15. Hoy se encuentra ella sola. Uno a uno se fue jubilando y no había ni presupuesto para nuevas contrataciones, ni candidatos calificados. Si se jubila, se cierra la catedra.

La Universidad Central de Venezuela es la institución de educación superior más antigua del país fundada en 1721 por el rey Felipe V de España. Cuenta con 11 facultades, 5 núcleos de estudios universitarios supervisados y 12 estaciones experimentales en diferentes localidades del país. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en el año 2000 y según un estudio realizado a nivel mundial por el QS World University Rankings, para el año 2022 la UCV se ubicó en el primer puesto a nivel nacional y 40 en Latinoamérica.

Tener que asumir, a la edad de retiro, el reto no solo de continuar trabajando en lo que habitualmente se hizo, sino de buscar nuevas fuentes de ingreso fue algo que cambió su vida como la venía viviendo hasta ahora. Ya no hay horarios ni días libres “hago un poco de todo, el día que sea, a la hora que sea”. Se le oye optimista y decidida, venir de una familia de migrantes europeos le da la tenacidad y el valor del trabajo. Sin embargo, no deja de haber tristeza y decepción en su mirada.

Dos de los tres “frentes” van ligados a su carrera, es editora de textos científicos que buscan hacer más comprensibles para los buscadores los complejos términos técnicos. También colabora con divulgadores científicos en el mundo digital. De hecho, al contarlo se le ve satisfecha de poder seguir transfiriendo conocimiento por medio de los nuevos canales de difusión. El “tercer frente” es la cocina. Usa su formación en botánica para nutrir en medio de la crisis y también ayuda a personas con condiciones de salud particulares, cuenta que lo que más le gusta es tener la oportunidad de honrar y trasmitir su herencia española, brindado platillos de la cocina tradicional vasca y gallega.

En el acceso a la salud y a la alimentación la cosa se complica para los profesores

La realidad de la salud en Venezuela es compleja y generalizada. El sistema de salud público se encuentra en ruinas en cuanto a la infraestructura física. Producto de la misma crisis, muchos profesionales del área de salud han sido expulsados de Venezuela y las personas se encuentran desamparadas por el Estado al momento de requerir asistencia médica de emergencias, más en caso de medicina preventiva. Los costos de la medicina privada son impagables para el grueso de la población al igual que los seguros médicos.

Sin embargo la UCV aún conserva un  servicio médico para los profesores y un seguro de salud. María reconoce y agradece el esfuerzo de la Sociedad de Profesores por mantener estos beneficios que además es auto gestionado. Pero en la realidad estos son insuficientes, las coberturas en casos de siniestros son muy bajas con relación a los costos médicos actuales. En su experiencia personal nos cuenta que con una consulta al cardiólogo y dos exámenes de sangre se agotó la prima anual de su seguro. De tener una emergencia médica, así sea leve, debería ella sola cubrir con los gastos que se generen.

“En cuanto al acceso a alimentos sentencia, no es que no se consigan los alimentos, es que no tenemos como comprarlos”.

En esta parte brota de nuevo su optimismo, pues nos explica como por sus conocimientos en botánica y biología ella y sus compañeros de trabajo pueden sustituir alimentos y lograr la nutrición requerida. Esto es una estrategia para sobrellevar la realidad de que no pueden suplir los alimentos básicos necesarios para subsistir. Lo nota en sus compañeros, a quienes ve bajos de peso y aletargados por la mala nutrición. La situación es tan dura que, por ejemplo, dijo, “ayer tuve que regalarle unos huevos a una compañera, se atrasó el pago y no ha podido comprar comida”.

Nos aclara que los miembros de la universidad, entiéndase profesores, personal administrativo y personal obrero no recibe beneficio en especies de alimentos. Las llamadas cajas Clap, un beneficio que otorga a discreción el gobierno nacional de alimentos en físico a bajo costo, únicamente lo reciben por medio de un bono de alimentación equivalente aproximadamente a USD 2 mensuales calculado a la tasa de cambio oficial.

Fotos: Proiuris

Los salarios son insuficientes y variables

Si ya es un problema que el pago por tu trabajo no alcance para suplir tus necesidades básicas pasa a ser catastrófico que ni siquiera sepas cuál será el pago que recibirás a fin de mes. Tienen un salario base, que en el caso de María es de Bs. 400 (USD 18.77). El resto se conforma de diversos bonos que agregan y quitan mensualmente a discreción y sin que el beneficiario esté al tanto. “Solo el día del pago sabes realmente cuanto cobras y con cuanto cuentas para los gastos fijos”, nos explica.

La Universidad Central es una universidad pública que depende económicamente de los recursos asignados por el gobierno nacional a la cartera de educación, dentro del presupuesto de la nación. Sin embargo, al ser autónoma es ella quien realiza sus presupuestos de funcionamiento y es la Asamblea Nacional quien los aprueba y quien va liquidando periódicamente. Muchos de los recursos aprobados no son liquidados o lo hacen a destiempo, provocando el colapso de la universidad.

Que no se apague la Casa que Vence las Sombras

Le pedimos a María que nos explique el papel de la Universidad en la sociedad y en el país en general. Suspira y afirma que es la columna vertebral. Primero nos expresa que la educación en general, desde las primeras letras es fundamental para enseñar al ser humano cómo vivir por medio de valores. Ya cuando habla específicamente de la Universidad indica que es un espacio el cual genera interacción y experiencia, no solo a nivel personal, sino que muestra estilos de vida a través de los profesores y de los otros estudiantes. Todo esto dentro de un espacio donde impera el respeto y el reconocimiento del otro. Pone esto por encima del conocimiento técnico que se puede adquirir durante la formación académica, el cual en sí mismo es un aporte a la sociedad.

Nos reitera que la Universidad brinda un mundo donde se va a poder integrar muchos mundos a la vez, mientras además se está formando. Es el enriquecimiento de la vida, de la cultura, de la madurez. Te genera una forma de pensar, una forma de abordar los problemas desde la diversidad, lo cual, para ella,  es algo muy enriquecedor y un generador de progreso. “Todo esto hoy la universidad pública en Venezuela no lo está pudiendo hacer, se encuentra sumergida en un constante proceso de resolución de problemas menores. No puedes actualizarte a las nuevas tendencias educativas, no puedes hacer investigación que al fin y al cabo es lo que genera conocimiento y no es posible tener esta sana interacción que se da en la Universidad y que tanto enriquece, estamos sobre viviendo”, nos explica.

En los últimos años las universidades públicas en Venezuela han ido perdiendo recursos económico, capital humano, sus espacios carecen de mantenimiento y resguardo lo cual dificultan que puedan seguir cumpliendo su función de formación académica y de formación ciudadana como nos explica María. Si sacamos de la ecuación el aporte que da al individuo y por ende a la sociedad la Universidad es evidente que se crea el caldo perfecto de cultivo para crisis como la que actualmente vive Venezuela. La luz no se ha apagado, María y otro puñado de profesores siguen a pulmón y por convicción formando y manteniendo uno de los pilares de la sociedad.

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

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