Reportes, Venezuela

Para los docentes no es fácil adquirir un par de zapatos

Carmen tiene 73 años, es docente jubila con estudios de cuarto nivel. Hoy su pensión solo le alcanza para comprar comida. Ella no fue la excepción cuando Venezuela le dio la oportunidad de formarse académicamente, incluso en el Reino Unido. Tampoco lo es hoy, sus compañeros jubilados también sobreviven

Reporte Proiuris

Voces de los que se quedaron

Carmen Liendo tiene 73 años y vive muy cerca de la avenida Andrés Bello, a la altura de La Florida en Caracas. Ejerció activamente la docencia durante 36 años de su vida. En ese tiempo también se dedicó a formarse como doctora en Historia con posgrado en el exterior. Logró jubilarse como profesora titular en el escalafón más alto posible, lo cual a su vez quiere decir que con la mayor tasa salarial. Sin embargo, eso hoy solo le alcanza para adquirir comida, en parte porque vive sola y el mercado no es tan grande. Cualquier gasto adicional descalabra su presupuesto y son sus hijas las que deben suplirlo. Nos dice aliviada “no tengo deudas, porque mis hijas cubren las emergencias, no sé qué haría si no estuvieran”.

La vida de Carmen es un fiel reflejo de la realidad de Venezuela y de cómo en los últimos años las oportunidades, el poder adquisitivo y el acceso a vivir de manera digna se ha ido mermando al punto de perder toda capacidad de sostenerse y de progresar. Se licenció como docente en Historia en el Instituto Pedagógico Experimental Libertador en Caracas. Hizo una maestría en Historia Colonial en la Universidad de Essex en el Reino Unido y realizó su doctorado en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, del cual culminó con un año sabático de investigación en El Archivo General de Indias de Sevilla en España.

Venezuela le brindó todas estas oportunidades. Muchos podían formarse y con esto mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Hoy por lo contrario nos cuenta como todo se le ha ido cerrando. Por ejemplo, hace unos años perdió el seguro médico que siempre tuvo en la universidad, en los años cuando más lo podía necesitar. Perdió su carro, el cual no logró reparar más, quedando sin posibilidad alguna de volver a adquirir uno debido a los precios tan elevados. Hasta comprar zapatos le es difícil hoy, “sin carro debes caminar más y se te gastan los zapatos, es un gran esfuerzo cuando toca cambiarlos”.

Nos dice que incluso las mismas personas que ejercen el poder en Venezuela lo reconocen. Señala, “todo el mundo tomó a burla cuando el presidente ofreció uno zapatos baratos para los docentes. Ahí está reconociendo que ni zapatos podemos comprar”. Ella conoce la realidad de sus compañeros jubilados y reconoce que que es una situación generalizada en su gremio. De hecho, es tema a tratar en las reuniones periódicas que tiene en la universidad. Tratan de buscar alternativas para los más vulnerables, los que viven solos y están enfermos y no tienen quienes los ayuden.

Un estudio reciente difundido por el Observatorio de Universidades de Venezuela (OBU), que compara data del país con la de otras naciones de la región es concluyente. Incluso Haití, un país que tradicionalmente ocupaba los últimos lugares en los índices regionales, aparece ahora por encima de Venezuela. Señalan que quienes reciben mayores ingresos por su trabajo a dedicación exclusiva, obtienen 45 dólares mensuales y los que menos ganan reciben 27 dólares al mes. Aquí se refieren a los profesores activos, los jubilados siempre reciben un poco menos de paga.

Fotos: Proiuris

Los bajos sueldos afectan a todo el sistema educativo

Carmen nos habla ahora de los profesores activos. Nos explica que para poder subsistir deben tener dos o tres empleos. Muchas veces en áreas no ligadas a la docencia, esto los mantiene alejados de las instituciones donde ejercen magisterio, pasan pocas horas en las universidades o trabajan de manera virtual.

Esto es algo que ella lamenta. Considera que es fundamental que el docente haga investigación en la institución donde trabaja, tenga una dedicación exclusiva que le permita aportar y fortalecer el sistema educativo y de enseñanza. Manifiesta que entiende que no les queda de otra pero indica que esta carencia en la investigación y formación, está socavando profundamente el sistema educativo general.

Culmina la entrevista con una fortaleza inesperada. Afirma que todo pasa, que no podemos ceder. Que debemos mantenernos claros en la manera correcta de actuar, mantenernos en valores y con conductas éticas y coherentes. Desde sus posibilidades ayuda a las personas que acuden a la parroquia que frecuenta. Acompaña a niños y personas mayores con dificultades en acceso a alimentos y medicamentos. Quedarnos sin hacer nada es lo peor que podemos hacer.

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

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