Reportes, Venezuela

“No tengo el apoyo de nadie en Venezuela”

El esposo, madre y hermanos de Thaina Luzardo están fuera del país. Ella sobrevive con 3 de sus siete hijos en un barrio peligroso del estado Zulia 

Reporte Proiuris

Voces de los que se quedaron

Desde el 11 de julio del 2022, Thaina Luzardo Sulbarán ha tenido que afrontar la crianza de 3 de sus 7 hijos sola, luego de que su pareja Junior Perozo saliera forzadamente de Venezuela en búsqueda de un empleo digno en Chile.

En el barrio Sur América, en el municipio San Francisco del estado Zulia, Thaina se enfrenta diariamente a una serie de obstáculos que agudizan su bienestar y el de sus pequeños Yusianny, de 12 años; Yurianny de 7 y Santiago, de 5.

El primero: la comida. “Cuando a mi esposo le salen marañas en Chile, nos envía remesas y con eso compramos alimentos y nada más; porque es para lo único que alcanza. A veces, me salen días de limpieza de casas y con eso resolvemos. Pero es muy difícil”, se sincera la zuliana, de 38 años.

El segundo desafío se relaciona con los servicios básicos. “Aquí se va la luz tres veces por semana y el agua llega cada 15 a 20 días; entonces me toca salir y pedir prestado porque no tengo para comprar agua de cisterna”.

El tercero es el miedo latente por su seguridad y la de sus hijos, pues Thaina enfatiza que “no tiene apoyo de nadie en Venezuela”.

“Cuando llega el agua debo salir en la madrugada a agarrar agua y por acá en el barrio ha habido violaciones a mujeres. Me da miedo que se salte (alguien) cuando esté yo pegando la manguera o le hagan algo a las niñas”.

Medios digitales de comunicación venezolanos han publicado diferentes hechos de inseguridad en ese sector, como ajustes de cuentas, enfrentamientos y robos a mano armada. La semana pasada, un sobrino de 14 años de Thaina fue asesinado en una cancha deportiva.

Un hecho de intolerancia policial es lo que presumen ella y una de sus hijas mayores, ya que el joven no tenía ningún antecedente penal y estudiaba bachillerato en una escuela del barrio. “Lo hemos denunciado y hasta tenemos foto del policía que lo mató, pero ninguna institución del Estado quiere investigar”.

El último y más doloroso de los desafíos ha sido la salud mental de ella y sus hijos. “Nunca nos habíamos separado, él es mi único apoyo, me ayuda mucho con los niños. Todas las noches es muy fuerte. Ellos (los niños) me preguntan por su papá, que no lo van a ver más y cuando hacemos videollamadas le dicen: ‘vente papi, te extrañamos mucho”.

La migración fallida de Thaina, en el 2021

Luego de que se flexibilizaran las restricciones derivadas de la emergencia sanitaria por el coronavirus,  en el 2021, Thaina, Junior y sus tres hijos se mudaron al Atlántico, en Colombia, para intentar estabilizarse. Sin embargo, en Soledad, municipio vecino de Barranquilla, les fue cuesta arriba generar medios de vida.

“Estuvimos casi ocho meses allá y fue muy duro. Nos fue mal. Estábamos viviendo en la casa de mi mamá que está allá y no conseguimos trabajo. Decidimos devolvernos”, agrega Luzardo.

Después de Barranquilla, Soledad es el municipio que más acoge a más migrantes provenientes de Venezuela, con 32.744 personas con vocación de permanencia, según cifras de Migración Colombia, a febrero del 2022.

En Soledad, en específico, la alta densidad poblacional y urbana se aúnan a dificultades en los sistemas de provisión de servicios, resulta en mayor presión a las instituciones locales para asegurar el acceso a derechos básicos y a oportunidades laborales tanto para ciudadanos colombianos como para migrantes.

“La concentración de población proveniente de Venezuela se explica también por las afinidades culturales y las redes de apoyo que han construido los migrantes. Sin embargo, hay un fenómeno de habitabilidad de calle y el arriendo de inmuebles informales que son habitados con alto hacinamiento. por la barrera de la documentación”, se explica en una investigación llevada a cabo por la fundación universitaria Konrad Lorenz.

En diciembre de 2019, se abrió el Centro de Integración Local para Migrantes (CILM), como parte de la política pública migratoria desarrollada por Barranquilla, única del país. Allí, todavía vigente, los migrantes de Soledad, Malambo y otros municipios, pueden realizar trámites y acceder a servicios. Esto ha sido impulsado desde la Secretaría de Gobierno y allí trabajan mancomunadamente secretarías del Distrito, organizaciones humanitarias internacionales y comunitarias.

En la cocina se reúnen para preparar la cena diaria, que suele ser arepa con mantequilla y queso.

Thaina no sabe si se iría a Chile

Todas las mañanas, luego de alistar a los niños para la escuela y hacer los quehaceres de la casa, Thaina cae en un círculo mental que no la lleva a ningún destino. ¿La pregunta? Irse a Chile con sus hijos para reunirse con su esposo o quedarse en Venezuela

Thaina vuelve a mencionar que no tiene apoyo en Venezuela. “Cuando me toca salir, debo pedirle el favor a las vecinas de que le echen un ojo a los niños”.  También se acuerda de que lo que ganaba su esposo Junior como chofer de buses de la ruta de transporte Circunvalación 3, no alcanzaba para cubrir los tres platos de comida diarios.

Al interrogarle sobre Chile, responde: Por los momentos no quisiera irme. Si me voy, sería hacer una vida nueva, pero lo pensaría mucho para irme. No quiero dejar Venezuela”.

Pero luego regresan más adversidades que sobrelleva a diario. “Si no me salen días de limpieza aquí, no puedo comprar alimentos. Los niños están yendo a la escuela con uniformes prestados. No tienen bolsos ni zapatos”.

Para pagar el boleto de Junior a Maicao tuvieron que vender el único televisor que tenían; así que entretener a los niños también es una tarea retadora para Thaina.

 

Thaina y Junior comenzaron su relación en el 2009. Tienen tres hijos

Los planes en Venezuela que Thaina no deja morir

Junior, de 39 años, quien los últimos 13 inició una relación sentimental con Thaina, se fue a Chile solo con su cédula de identidad. Los pocos dólares que consiguió para irse los usó para viajar a Maicao. De allí en adelante, el viaje fue pidiendo aventones.

“Las fronteras entre Colombia y Ecuador y Peru y Chile le tocó cruzarlas de noche, por trochas, caminando. Fue fuerte y difícil”, rememora la zuliana sobre la travesía de su pareja sentimental.

Actualmente, la hermana de Junior lo está ayudando y le consiguió un empleo temporal en una panadería. El trabajo es por día y el salario a destajos.

“Cuando empezamos queríamos una mejor vida, salir adelante con él. Pensábamos comprar una casa, pero su trabajo no le alcanzaba, solo para medio comer. Pero ese sueño de ambos sigue. Queremos comprar un ranchito y un bus para que él siga trabajando aquí en Venezuela”, confiesa Thaina, quien actualmente vive en la casa de su mamá, quien al irse a Colombia, se la dejó al cuido.

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

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