Colombia, Reportes

Periodista: ‘Llegué a Colombia y conseguí trabajo en mi profesión’

Este tachirense de 36 años salió de Venezuela en 2014. Comenzaban los primeros signos de la crisis que luego se agudizó y aún persiste en Venezuela. Se estabilizo en Colombia. Su papá aún vive en Venezuela, el resto de su familia esta en Chile

Reporte Proiuris

Documentación directa

Con una sonrisa expresiva, de carácter noble, acucioso en cada palabra que escribe y un amante de su Venezuela. Así es Leonardo Fabio Oliveros Medida. Este periodista, de 36 años, nacido en Rubio (Táchira) ejerció su profesión en la capital venezolana en plena crisis de escasez y polarización política radical.

Fue el primero de su familia en huir del país, su olfato periodístico no le fallaba porque en pleno 2014 (año de su salida) ya veía venir que la situación en Venezuela se pondría peor.

Leo, como cariñosamente le llaman sus amigos, fue parte de los 23.573 venezolanos que migraron a Colombia en 2014, según las estadísticas que maneja Migración Colombia para esa fecha. Hoy la crisis humanitaria venezolana ha hecho que más de 7.100.000 venezolanos hayan migrado a diferentes países del mundo.

“La primera causa de mi salida de Venezuela fue tener estabilidad, porque cuando yo salí de Venezuela ya las colas eran comunes, ya buscar una harina Pan era una lotería. La vida se estaba poniendo muy dura referente a la alimentación, el salario todavía alcanzaba, aún se manejan los bolívares”, cuenta.

Dice que muchos colegas de él ya estaban saliendo a otros países y entonces tomó la decisión de dejar su seno familiar. “Fue esa necesidad de tener una estabilidad, que ahora estando en Colombia lo pienso, digo, aquí tengo calidad de vida, no vivo lo mejor posible o con abundancia, pero sí tengo una calidad de vida que en Venezuela en este momento no podía tener”, enfatiza.

Leonardo llegó a Colombia y encontró trabajo en su área profesional, situación poco común para la migración venezolana, pues a la mayoría le toca entrar a las puertas de la informalidad, sobre todo en Norte de Santander (capital Cúcuta), donde vive Oliveros.

En el departamento Norte de Santander, el Observatorio de Migración del Departamento Nacional de Planeación (DNP) indica que para este año la tasa de informalidad llegó a 68,76%.

“Llegué a Colombia hace 7 años procedente de Caracas, aquí encontré trabajo como periodista que es mi profesión. Afortunadamente, mi profesión es universal y en el Diario La Opinión me dieron la oportunidad y es donde sigo hoy y he podido destacarme en mi área”, resalta.

Leo es quien escribe los análisis de las páginas de economía, pero ha paseado por diferentes áreas en este periódico como periodista web, periodista de comunidad, entre otros.

Ejercer el periodismo en Colombia para él significó un cambio drástico a lo que venía acostumbrado en los últimos años ejerciendo en Caracas.

“La diferencia es abismal, porque entiendo que Colombia tiene un tema de violencia que pone riesgo a los periodistas, sobre todo en los departamentos con grupos armados; sin embargo, yo creo que pese a la polarización política que se está generando, muy parecida a Venezuela, ejercer el periodismo es libre, es más fácil, tienes muchas más garantías. Aquí los funcionarios tienen esa obligación, por ley, como la tienen en Venezuela de dar esa información que está pidiendo el periodista, y también existen las herramientas jurídicas para que el periodista tenga acceso a esos datos que necesitan para armar su reportaje o su noticia”, detalla.

Pero es que a Leonardo en Venezuela le tocó duro profesionalmente hablando.

“En mi trabajo sufrí algunos altercados con unos funcionarios. Recuerdo muy bien a Elías Jaua, cuando estaba optando a ser candidato a la Gobernación del estado Miranda, era un funcionario del alto Gobierno, iba inaugurar un parque allá en Los Teques y en medio de mi trabajo periodístico fui empujado por uno de sus escoltas, me miro de manera despectiva por una pregunta que le hice, no pude tener acceso a la información que requería en ese momento”, recuerda.

Pero, además, no se le borra de mente como las hordas colectivas chavistas atacaban a los medios de comunicación por las informaciones publicadas. “Al diario donde yo trabajaba fueron varias veces y fue atacado”.

Tener acceso a la información, algo completamente normal para un periodista de cualquier parte del mundo, era complicado.

“Había cosas que no se podrían conocer porque eran totalmente reservadas, no decían nada o uno acudía a informar de manera extraoficial, con fuentes extraoficiales, había reserva de información por parte de los funcionarios”, relata.

Según la ONG Espacio Público, de los 110 periódicos que existían en Venezuela solo quedan unos 10 y no todos circulan todos los días. La falta de papel por las restricciones de importación y la no entrega del mismo por parte del Gobierno han obligado a los diarios a migrar a lo digital. En el país, el 85% de los medios son emisoras de radio controladas por el mismo Estado y durante las protestas del 2014 y 2017 () los canales internacionales de noticias fueron expulsados de los operadores de cable por orden de Conatel, entidad que los regula.

Las distancias y los servicios en decadencia

La familia de Oliveros también está dispersa por varias partes del mundo, la mayoría en Chile, él único que sigue en Venezuela es su padre.

Las distancias hacen mella a su corazón, su pequeño hijo Thiago está en Bogotá y él está solo en Cúcuta, donde tiene raíces sólidas para aportarle con su trabajo a la sociedad colombiana.

En Venezuela su padre sigue padeciendo algunos de los problemas en servicios públicos que Leo vivía día a día. El tema del suministro de agua potable por ejemplo.

“En Los Teques no carecía de agua, pero en Petare donde está la casa de mi mamá lamentablemente el agua faltaba mucho, incluso había que ir a buscarla a una fuente muy cercana  para poder abastecernos del servicio, porque el agua llegaba cada 15 días o cada 20 días. Las reservas no alcanzaban”, precisa.

El tema de los apagones los padecía también, en aquel momento, aunque ahora no se trata de un problema en la capital venezolana, pero si en el interior del país, donde estados como Zulia, Táchira y Falcón sufren del problema de los racionamientos todos los días.

Regularización

Leonardo tiene la doble nacionalidad, como muchos venezolanos que llegaron a Colombia, hijos de la migración colombiana que llegó a Venezuela en la década de los 70 y 80. Su migración fue más planificada, pues antes de salir junto a su padre hicieron el proceso de nacionalidad.

Dicho proceso antes se hacía en los consulados de Colombia en Venezuela; sin embargo, en este momento solo se puede concretar estando en suelo colombiano o en las unidades consulares que se abrieron en frontera, tras el rompimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Sin embargo, con la llegada al Gobierno de Gustavo Petro y el restablecimiento de las relaciones entre Bogotá y Caracas se anunció la apertura de los consulados colombianos en Venezuela y viceversa, la apertura de los consulados venezolanos en Colombia.

Esto permitiría darle celeridad a estos procesos, que estuvieron parados por mucho tiempo, y que le darán la posibilidad a muchos de tener en mano la cédula de ciudadanía colombiana como un derecho que tienen por ser hijos de padres colombianos.

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

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