Colombia, Reportes

Músico venezolano gesta con su violín la integración en Cúcuta

Reporte Proiuris

Documentación directa

Con sus manos en las cuerdas y las clavijas en su hombro, Emanuel Alexander Bastidas, de 28 años, se empezó a ganar la vida bajo el sol resplandeciente de Cúcuta, luego de migrar y huir de su país por la crisis humanitaria que le tocó vivir.

Emanuel ha logrado conquistar los corazones de los cucuteños. Salió de su Barquisimeto natal un 10 de abril de 2018 y al día siguiente tocó suelo colombiano, pasó por el puente internacional Simón Bolívar. Traía solo el bolso, un par de camisas, dos pantalones y nada más.

Pero consigo trajo su arma más poderosa: la música. Le tocó dormir en el suelo, caminar muchísimo y comer todos los días papa con refresco. Desde el día uno abrió el estuche de su violín y empezó hacer lo que le apasiona: tocar.

“Cuando llegué a Colombia comencé tocando en las calles porque no conocía a nadie. Simplemente saqué mi violín, dejé el estuche abierto y comencé a tocar. Los primeros días fueron duros; ya a la semana las personas nos conocían. Yo me vine con otro músico, Narciso Díaz, y ambos tocábamos en la calle. Hacíamos equipo, pero fue duro al comienzo”, contó.

Por muchos meses le tocó vivir de lo que la gente le daba en la calle por escuchar su música.

“Empezamos a conseguir apoyo y fue buenísimo porque la gente nos grababa, nos ponían en sus estados de redes y a raíz de eso se generaron oportunidades para nosotros”, dice sonriente.

Recuerda que su primera oportunidad se la ofreció un canal regional en Cúcuta, el canal TRO, lo invitaron hacer un papel en una serie de migrantes.

Sus videos, subidos a redes sociales por los transeúntes llegaron a las manos del director del Conservatorio del Huila, que le ofreció dar clases allí. Para el 2019, un año después de haber llegado a Colombia, y estuvo por un año completo impartiendo su conocimiento en la música.

Mientras daba clases en el conservatorio confiesa que no dejó de tocar en la calle durante los momentos que tenía libre.

“En el 2020 vuelvo a Cúcuta nuevamente y cae a la vez la pandemia. Nos encierran a todos y me dediqué a hacer videos por Youtube y diferentes redes sociales”, cuenta.

Su talento es innegable y fue visto por varias academias de música en la capital nortesantandereana, desde donde le llamaron para que formara parte de los profesores de dichas instituciones.

“Cuando todo empezó a normalizarse comencé a dar clases en la ciudad de Cúcuta en una academia llamada Tallando Talentos e Ingenia. Actualmente trabajo allí, doy clases particulares y pertenezco a diferentes agrupaciones y orquestas conformadas por músicos colombianos. Siempre dedicado a la música”, relata.

Desde los ocho años está haciendo música y hoy se está formando en el proyecto Música: un puente hacia la Integración de la Fundación Gratitud y el cual cuenta con el apoyo de Usaid.

Él junto a más de 120 gestores y gestoras culturales venezolanos y colombianos se están formando para que a través de la música puedan promover la integración social de población migrante y retornada permitiendo resignificar el proceso migratorio en Colombia.

En Colombia son muchas las fundación y organizaciones que están trabajando con los jóvenes migrantes entorno a la música. Las organizaciones internacionales están financiando proyectos similares al cual pertenece Emanuel para lograr una verdadera integración.

El potencial es alto, pues son muchos los jóvenes venezolanos que residen en Colombia. Según Migración Colombia, en su último informe a corte de febrero de 2022, hay 248.123 niñas entre 5 y 17 años, y 249.702 niños en el mismo rango de edades.

Sobre estos grupos están trabajando estas organizaciones y el mismo Emanuel que imparte clases a menores de edad colombianos y venezolanos.

El mismo artista Fonseca y la Fundación Nacional Batuta están, desde hace ya un tiempo, en el camino de forjar las bases para lograr unir las fronteras por medio de la música, como la que enseña Emanuel.

“Como Fundación Gratitud estamos dispuestos a trabajar para cambiar la imagen de los migrantes a través de la empatía cultural”, indicó cuando fue nombrado embajador para la reconciliación.

Andrés Cepeda, embajador de la juventud en Colombia, precisa la importancia de las artes en la integración y en la formación de los más chicos. “Las artes, particularmente la música es una expresión que no tiene colores políticos, ni sociales, ni raciales, ni de género es un canal que nos permite comunicarnos sin pensar en nada de lo anterior. Cuando estamos en un concierto, cuando estamos en una fiesta, cuando estamos departiendo música esas barreras se disuelven, desaparecen. No hay nada más emocionante que ver a un grupo heterogéneo cantar la misma canción, de diferentes edades, de diferentes condiciones sociales, eso nos habla del poder que tiene la música a la hora de unificarnos y de orientarnos hacia una sola meta como sociedad”, enfatiza.

Emanuel Bastidas no tiene duda de lo sigue para él. Seguir laborando en pro del concepto de integrar a través de cada nota musical que brota desde su violín.

El hambre y las amenazas

Este barquisimetano enclavado en el corazón de la frontera santandereana salió huyendo de la crisis humanitaria compleja que atravesaba Venezuela en el 2018. Cuenta que fueron tres las causas que lo motivaron a irse de su tierra.

“La primera, fue un día cuando iba saliendo de la escuela de música y me encontré a un estudiante con su padre buscando comida en la basura. Eso me afectó bastante. La segunda, (ocurrió) ese mismo día, pero en la noche, cuando encontré a un señor peleando con un perro por una bolsa de basura, fue muy loco”, estas dos escenas le movieron sus fibras más sensibles.

Sin embargo, no todo terminaría ahí. Unos días después de toparse con esta realidad fue a visitar a sus padres y fue sorprendido al encontrar la nevera de sus progenitores vacía. “Solo tenían agua fría y ahí dije no hay nada qué hacer. Hablé con mi amigo Narciso y decidimos viajar”.

El hambre, la inflación, la escasez de alimentos y el bajo poder adquisitivo eran parte del panorama que se vivía en ese momento en Venezuela; sin embargo, hoy el panorama no ha cambiado mucho. Los niveles de pobreza siguen siendo alarmantes, pues según la Encuesta sobre Condiciones de Vida (Encovi) de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) se ubica por encima del 76%.

Dice que un buen día para él significaba comer dos veces al día, un día normal una vez, y a veces no se podía llevarse un plato de alimento a su boca.

Esta era su realidad, pero, además se le sumaba el pecado capital de pertenecer a un partido político de oposición.

“Yo participaba en Primero Justicia, luego intenté afrontar la lucha con otros jóvenes que estaban en la calle haciendo presiones políticas. Muchas veces salí con capucha para que no me reconocieran, en ese instante vivía con mis padres, y ellos sabían que yo participaba en esas protestas”, relata.

Prosigue: “Recuerdo que una vez se quemó la Alcaldía de ese municipio y hubo un enfrentamiento con mucha violencia que superó los límites. Estaba todo muy alterado y esa vez yo no cargaba capucha y la cámara me enfocó. A raíz de eso tuve ataques a mi casa, pasaban por el frente y disparaban a las paredes, amenazaban a mi papá que también iba a las protestas, pero más pacíficas”.

Esto se sumó y tuvo que mudarse de Barquisimeto en búsqueda de mayor seguridad tanto para él como para sus padres. “Creo que eso fue lo más difícil”, confiesa.

Precisa que la crisis de los servicios públicos también le tocó padecerla. La luz faltaba a cada instante y el problema se empezó a agudizar con el pasar de los meses.

Sin embargo, para él lo peor fue sortear la realidad de la escasez de combustible.

“Por este problema me tocaba caminar casi dos horas para llegar a dar clases de música y eso afectaba muchísimo para llegar a tiempo a mi trabajo”, dice.

En Colombia ya tiene motocicleta, vive con una mujer cucuteña a la cual adora y sigue luchando porque su proceso de acogida sea cada día más fructífero tanto para él como la tierra que lo recibió: Cúcuta.

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.