Destacados, Reportes, Venezuela

César Augusto Dania: ‘Con 130 bolívares al mes tengo que hacer milagros para ver cómo sobrevivo’

Reporte Proiuris

Voces de los que se quedaron 

Su pensión es de 130 bolívares mensuales. Con ese dinero debe sortear un mes completo para sobrevivir en Caracas donde vive solo, desde que sus hijos se fueron al extranjero. César Augusto Dania  tiene 70 años, es administrador de profesión y cuenta cómo ha sido la travesía de decidir quedarse en el país que lo vio nacer, aun cuando las condiciones económicas, sociales y políticas son adversas y contrarias.

“Actualmente, no puedo ejercer la profesión porque ha bajado la condición de las personas para poder contratarlo a uno, no tienen dinero con qué pagar. Eso ha bajado la posibilidad de trabajar con alguien y actualmente mi ingreso es una pensión de 130 bolívares al mes y con esto tengo que hacer milagros para ver cómo sobrevivo”, cuenta el pensionado.

La cruzada de este pensionado está signada por estirar todo lo puede el poco dinero que percibe. Le toca hacer dos comidas al día porque no alcanza para más, esto va en detrimento de su calidad de vida.

“Con el dinero que uno percibe con la pensión hay que hacer maravillas para ver en qué se gasta, no lo puedes gastar todo en comida porque te falta cubrir otras cosas, que si una medicina que tienes que comprar, o comprar artículos de primera necesidad de higiene.

El pasaje para trasladarse en camionetas es otro de los factores que índice en el gasto que uno puede tener, y obviamente yo hago con esta situación dos comidas diarias, una desayuno y la cena y omito el almuerzo porque no da para comprar tanta comida, tengo que estirar el dinero para ver  qué es lo prioritario”, detalla.

Además, explica que a la comida se le suma el pago de los servicios públicos como la electricidad, el agua, el teléfono, el celular. “La facturación, por citar un ejemplo, de Cantv sin hacer muchas llamadas a celulares, me vino en un promedio de 50 bolívares mensuales, réstale a los 130 bolívares los 50 del teléfono y allí se ve lo que le va quedando para poder utilizar el dinero restante para otros gastos”.

Edgar Silva, coordinador nacional del Comité de Derechos Humanos para la Defensa de los Pensionados, Jubilados, Personas Adultas Mayores y Personas Discapacitadas, sostiene que Venezuela se ha convertido en uno de los “peores países a nivel mundial para el envejecimiento, nuestros adultos mayores están en riesgo permanente siendo que es una población bastante vulnerable, porque el envejecimiento no llega solo, llega con padecimientos, con enfermedades, algunas crónicas, algunas de alto costo y alto riesgo. Y nuestros adultos mayores, desde el 2013 hasta la fecha, han quedado abandonados por el Estado venezolano, sin protección social en general”.

Silva enfatiza que prácticamente los adultos mayores se encuentran abandonados, con pensiones irrisorias e insignificantes y sorteando los altos precios de la canasta básica alimentaria.

“En abril, la canasta familiar cerró en 1.000 dólares y la canasta básica alimentaria en 472 dólares y la pensión es un dólar diario, en marzo eran 30 dólares mensuales, ahora ya con el incremento progresivo del dólar son aproximadamente 25 dólares mensuales, es decir, que diariamente es menos de un dólar”, detalla.

Según el proyecto Monitoreo del Acceso a la Salud en Venezuela y el Envejecimiento Población de 2020-2021, de la organización no gubernamental Convite, ocho de cada 10 adultos mayores vive en pobreza y cuatro de cada 10 en extrema pobreza. Muchos subsisten por las remesas que les envían sus familiares del extranjero; sin embargo, esto no es garantía de suplir completamente las necesidades de esta población, entre eso mantener una alimentación acorde con su edad, así como tener a mano todos los medicamentos que requieren.

En la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida (Encovi 2021) precisan que los adultos mayores con sus pensiones no pueden comer pescado, deben elegir entre comprar comida o sus medicamentos y deben garantizar recursos para menores de edad que son dejados a sus cuidados por el proceso migratorio venezolano.

César Augusto no tiene a nadie a su cargo, pero confirma las anteriores premisas. “Recibo ayuda económica de mis familiares, vamos a decir que de forma casi regular, porque algunas veces no tienen cómo enviarme. Vamos de acuerdo como estén las circunstancias porque también fuera de Venezuela la situación no es tan fácil para el migrante”, dice.

Neyda Albornoz, investigadora de la Universidad Simón Bolívar de Cúcuta, precisó que una de las causas que lleva a la población venezolana a migrar es efectivamente poder ayudar a nivel económico a quienes se quedan atrás.

“Ciertamente los venezolanos que permanecen en el país dependen de las remesas en dinero y en especie, que les envían sus familiares que emigraron. Dicha dependencia obedece a la enorme pérdida del poder adquisitivo del venezolano, entre otras razones”, refiere.

Salud con ayuda

Hace cuatro meses César empezó a presentar una inflamación en su pierna derecha y fue diagnosticado con una flebitis. Pero confirmar su diagnóstico médico requería de una serie de exámenes especializados que le implicaban a él un gasto adicional en su presupuesto mensual y el cual no podía costear.

Recurrió a varias instituciones públicas para ver si lograba hacerse los exámenes médicos y no fue posible.

“Tuve que recurrir a un sitio (privado) donde lo hacían y pagar 40 dólares. Gracias a Dios se determinó que no era muy grave y me mandaron un tratamiento por 3 meses, cada blíster de las pastillas que tomaba trae 15 pastillas y tiene un costo de 22 bolívares, tenía que tomarme dos pastillas diarias para completar el tratamiento por los tres meses. Si yo no hubiese tenido la ayuda de la familia, pues simplemente no puedo tomar el medicamento, se me reventarían las venas internamente y eso me produciría una situación de muerte, es decir, que el que no tiene dinero aquí en Venezuela cuando hay un problema de salud pues simplemente lo más seguro es que se muera”, enfatiza con mucha tristeza.

Además, explica que la situación de la asistencia en salud en Caracas no es muy diferente que en el resto del país. Cuando existe una emergencia la gente acude al centro de salud más cercano a su sitio de residencia. “Lo más cercano que a mí me queda es el Seguro Social que queda por la Guardia Nacional en El Paraíso. Obviamente, ellos allí carecen de casi todo, lo único de lo que no carecen es de las personas que atienden, pero allí no hay inyectadoras, no hay guantes, no hay nada de esto, por decir de alguna cosa no hacen exámenes de ninguna naturaleza por el laboratorio también está cerrado. Quiere decir que no hay manera, tiene uno que ir buscando a la parte privada para poderse hacer los exámenes”.

Por la pantalla

Este noble pensionado venezolano aún recuerda con nostalgia el tiempo que pasaba con todos sus hijos. Estos tiempos ahora los pasa a través de la pantalla de su celular. Dice que no tiene otra alternativa, pues dos de sus tres hijos se fueron a Perú y Estados Unidos.

“De mi grupo familiar se vieron obligados a emigrar mi hija mayor, mi hijo con su esposa y mis tres nietos adolescentes, buscando una mejor calidad de vida, tanto en la parte económica como en la parte de seguridad social. Tienen seis y cinco años que se fueron”, cuenta.

Él sostiene que no está entre sus planes venideros migrar de Venezuela, pues aún guarda esperanza de que la situación mejore prontamente. Sin embargo, enfatiza que entre las principales necesidades que se deben solventar en el país están el tema de la alimentación, es decir, que se garantice acceso a los alimentos y toda la canasta alimentaria; así como el tema de acceso a los medicamentos.

Sobre estas necesidades, el defensor de los derechos de las personas de la tercera edad indica que de no ser por las ayudas del exterior y el apoyo humanitario brindado por organizaciones internacionales e iglesias en general en temas de medicinas y alimentos la situación fuese más crítica. “Están quedando en el abandono, sin política de protección social, sin programa de asistencia social, porque los que hay como las bolsas Clap no les resuelve la alimentación balanceada que requiere un adulto mayor, porque trae solo carbohidratos, harinas, aceites, si acaso trae una bolsa de cereales, sin proteínas, ni frutas”.

También manifiesta que los bonos que otorgaba el Gobierno venezolano los distribuye “discriminatoriamente, no les llega (a todos), y deben inscribirse en el programa Patria que sirve para ejercer control político”.

 

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.