Destacados, Reportes, Uncategorized, Venezuela

Madre Marabina: “Me hacen falta mis hijos, me siento cada vez más sola”

Reporte Proiuris

Voces de los que se quedaron 

La esperanza y la fe mantienen en pie a Iris del Coromoto Hekr. Marabina de nacimiento con sangre ucraniana está viviendo lo que ella describe como una “difícil situación”, pero que a su corazón día a día le desgarra. Desde hace 5 años sus dos hijos mayores huyeron a Chile.

La partida de sus dos hijos varones vino no tan de sorpresa. Ya en casa los trabajos de ambos, más el de sus dos hermanos y el de ella misma no alcanzaban para comer las tres veces al día.

Según el estudio realizado por la Universidad Simón Bolívar en Cúcuta (Informe sobre la movilidad humana venezolana: Realidades y perspectivas de quienes emigran), durante 2018 y 2019 respectivamente, los factores de empuje de la migración venezolana están determinados por el derecho a la vida, libertad, seguridad, alimentación, salud, a vivir una vida digna y tener sosiego.

“Se debate entre la vida, el hambre, la enfermedad y la salud mental. Es un proceso complejo motivado por diversas razones, algunas voluntarias y otras forzadas, el 83,6% ha emigrado buscando ambientes más seguros y el 31,2% se vieron forzados a moverse de su sitio original. La emigración es una necesidad para la mayoría de los venezolanos, lograr condiciones de vida óptimas puede ser considerado un sueño”, precisa la investigación.

El informe indica que el 70,8% de los venezolanos sale por desesperación por lo que sucede en el país y el 63,1% por hambre.

Desde la salida de sus hijos desde Maracaibo a Santiago la vida de Iris cambió. Su rutina y su día a día se volvieron menos llevadero. La nostalgia de no tenerlos cerca le pegó a ella y a su madre Ana Hekr, ya fallecida, y la razón por la cual ella decidió no irse del país.

“Yo vivo con mi hija menor, de 12 años, y un hermano, pero la mayoría de las veces estamos solas”, dice. Su hermano trabaja como vigilante y laboralmente es demandante su tiempo por lo que pasa pocas horas en casa.

Iris se quedó en Maracaibo cuidando a su madre, a quien la huida de sus nietos también le ocasionó gran tristeza. “Mi mamá no sufría de nada, pero lo que pasó fue que después que se fueron mis hijos ella cayó como en depresión”, cuenta.

Los hijos de Iris (Nelson y Luis, en la foto) se encuentran en Chile desde hace 5 años

El plan trazado por los dos hijos de esta marabina era llevársela junto con su hija menor a Chile. Ellos enviarían el dinero para los pasajes y pasaportes para lograr el reencuentro. Esto no ha sido posible. “Me hacen falta mis hijos, porque ya no están y me siento cada vez más sola”, dice llorando.

“En el momento que mis hijos estaban procurando enviarme para los pasajes tenía que sacarme el pasaporte, cuando me fui a sacar el pasaporte se cayó mi mamá, tuve que quedarme. Entonces, después el pasaporte aumentó demasiado y ya ellos, usted sabe que en otros países se paga todo entonces a ellos les ha costado bastante reunir el dinero, porque son dos pasaportes porque somos la niña y yo”, cuenta sobre las razones por las cuales no ha podido emigrar.

Su sueño es poder abrazarlos de nuevo y conocer a sus nietos que nacieron fuera de Venezuela y a los cuales solo ha visto por medio de fotografías.

“De irme como se han ido tantas personas, yo me hubiera arriesgado, pero con una niña es difícil. Porque no puedo pensar solo en mi sino también pensar en ella”, relata.

Para la especialista en temas migratorios, profesora universitaria Neida Albornoz-Arias, la nostalgia que experimentan las personas que se quedaron también es dura. “Es una emoción producto de la separación que implica la migración y prevalece cuando se piensa en los familiares que emigraron (hijos, padres, hermanos, sobrinos, primos, etcétera); siendo la población más afectada los adultos mayores, algunos de ellos viven en soledad o abandono, sienten tristeza y melancolía, debido a la ausencia de sus familiares y amigos que están fuera del país”.

Actualmente ella vive con su hija menor Lucía en Maracaibo, sin posibilidad aún de reencontrarse con ellos.

Sin trabajo

Iris se quedó sin empleo. Trabajó en algunas dependencias gubernamentales municipales, de gobiernos de oposición, en puestos momentáneos. Dice que quiere emigrar, no solo para el reencuentro con sus hijos, sino también para trabajar y lograr que su hija menor tenga un futuro más promisorio.

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2021 precisa en su apéndice del sector laboral que las mujeres se ven obligadas a la inactividad. “15% son mujeres con hijos que no pueden buscar trabajo por tener que cuidarlos”, dice.

Además, entre el 2014 y 2021 se redujo el empleo formal 21.8 puntos porcentuales (4.4. MM de empleos), 70% son del sector público y 30% del privado.

Actualmente Iris es voluntaria en una fundación de una iglesia cristiana en Maracaibo. En este espacio ha logrado encontrar no solo un plato de comida sino lo que para ella ha sido lo más importante: paz espiritual.

Al no contar con un empleo depende económicamente de terceras personas. “No estoy trabajando, para sobrevivir mi hermano con lo que trabaja me ayuda un poco (…) Mis hijos en cuanto tienen una oportunidad de enviarme me envían y el más importante el Dios proveedor, el Dios todopoderoso que aunque no lo podamos ver él es quien me provee”, dice con convicción.

Sus hijos cuando recién emigraron se les hacía más fácil enviar remesas a Venezuela. El apoyo económico era mensual; sin embargo, desde hace un tiempo las remesas llegan de manera eventual. “Anteriormente ellos mensualmente me enviaban algo, pero ahorita se les ha apretado la cosa porque hubo un cambio de gobierno. Entonces, ellos tenían unas ayudas, allá a los venezolanos les daban unas ayudas, pero ya esas ayudas se las quitaron”, dijo.

Albornoz al respecto enfatiza que ciertamente los venezolanos que permanecen en el país dependen de las remesas en dinero y en especie, que les envían sus familiares que emigraron, y que dicha dependencia obedece a la enorme pérdida del poder adquisitivo del venezolano, entre otras razones.

“El dinero o bienes que se envían están destinados a cubrir necesidades (alimentación, medicinas, gastos médicos, educación etcétera) de las familias que se quedaron”, manifiesta.

La calidad de vida desmejoró

En casa de Iris del Coromoto la calidad de vida de todos ya no es la misma. La calidad de la alimentación ha mermado considerablemente. Puede llegar hacer una y dos comidas al día.

El servicio de agua no llega hace meses, desde que se le dañó la bomba hidroneumática de succión, de segunda mano, que le habían regalado a su madre. “Si llega el agua por tubería si tuviera una bomba (…) Ahorita no llega el agua y los vecinos a veces cuando pueden me pasan una manguera, con la bomba si me subía (el agua), pero ahorita no tengo”, cuenta.

En el sector donde ella vive la electricidad se va diariamente hasta por cuatro horas seguidas. Cuenta ella que el problema del servicio eléctrico sigue latente y no ha mermado. “La estaban quitando cada cuatro horas ya ahorita más bien nos ha extrañado que no la han quitado”, dice.

Mientras que el servicio de internet es un inalcanzable para su familia, debido a los costos. Para hablar con sus hijos en Chile debe coordinar el préstamo de la red wifi con algunos vecinos.

“No tengo internet, porque eso cuesta 25 dólares el servicio, pero no son solo los 25 dólares, porque si uno puede los pide y habrá alguien que nos ayude, pero el aparato router vale 80 dólares”, precisa.

Iris sigue esperanzada en que la situación en el país va cambiar; sin embargo, guarda las esperanzas de poder arreglar sus papeles e ir a reencuentro con sus hijos en Santiago de Chile.

“Si el país se levanta hay ingresos y tenemos la esperanza de que nuestros hijos vuelvan”, asienta con mucha nostalgia.

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.