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La lucha de Niurka por superar la depresión y velar por sus hijos en Cúcuta

La salud mental de esta migrante venezolana ha estado en Jaque desde que se abandonó forzosamente su país. En esta ciudad colombiana no ha accedido a atención especializada.

Reporte Proiuris

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El 30 de agosto del 2019 cambió radicalmente la vida de *Niurka, cuando se vio forzada a abandonar Venezuela con ocho meses de embarazo para radicarse en Cúcuta, ciudad a la que su pareja había emigrado meses antes. Separarse de su hija de 3 años y dejarla al cuidado de madre fue un golpe directo a su corazón y a su estabilidad emocional.

“Dejar mi país me dolió bastante. Desde que salí de Valencia fue llorando, con mucho dolor por haber dejado a mi familia, a mis padres, mis hermanos, mi hija de 3 años. Fue muy duro pero por ella lo hice”.

Su pareja la esperó en una pequeña habitación arrendada para que juntos comenzaran a construir un futuro para los 4. “No tuve que buscar trabajo porque estaba embarazada y me faltaba un mes para dar a luz”.

Tras recibir a su segundo hijo, la relación matrimonial fue fragmentándose. Finalmente su pareja la abandonó y Niurka entró en una encrucijada. Sin trabajo, sin el apoyo del padre de sus hijos, sin dinero para enviar a su familia en Venezuela y sin alimentos para su recién nacido, las ideas suicidas comenzaron a poblar la mente de esta migrante venezolana.

“En un momento sentía que no podía continuar. Me sentí con depresión. Lloré bastante, tuve que en un momento prostituirme por mis hijos como por 5 meses, porque no tenía cómo alimentar a mis hijos, mi pareja me había dejado y no teníamos nada”, se sincera la joven valenciana.

Esos meses los describe como un “verdadero infierno”. “Ninguna mujer se merece vivir eso”, reflexiona.

Pensamientos oscuros, desdén, tristeza, miedo… todas estas sensaciones confluían en la mente de la joven madre, mientras intentaba sacar adelante a su hijo recién nacido, sostener a su hija que aguardaba por ella en Venezuela y verse obligada a ejercer el sexo por supervivencia en esta ciudad fronteriza.

Duelo migratorio, enemigo silente de las migrantes

Una serie de síntomas comenzaron a afectar a Niurka, como la culpa, el insomnio, la ansiedad y la angustia por la incertidumbre de su futuro y el de sus hijos.

Es bien sabido que, en estos procesos de movilidad, el duelo migratorio aparece como un trastorno que dificulta a los migrantes y refugiados, adaptarse e integrarse en el país de acogida. Y que, si no es tratado a tiempo, puede desencadenar en enfermedades físicas y mentales.

El síndrome del nido vacío suelen vivirlo mujeres que se ven forzadas a separarse de sus hijos. Foto: PXHere

La psicóloga Lady López lo relaciona con un sentimiento similar al dolor producido por la muerte de un ser querido. En casos como los de Niurka -agrega la experta- la situación es más compleja por tratarse de “una madre cabeza de hogar obligada a dejar a sus hijos en el país de origen”.

Esto, sumado a la alta situación de vulnerabilidad en la que se encuentra en Colombia, abre paso a desarrollan una condición llamada “síndrome del nido vacío’, por cuenta de la soledad que ocasiona la separación forzada entre padres e hijos.

“Se caracteriza por generar una profunda tristeza en las mujeres que lo padecen, deseos intermitentes de llorar, así como una sensación inquietante de no saber a dónde seguir ni cómo concentrarse”.

La encuesta longitudinal de salud, promovida por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Ministerio de Salud de Colombia, en la que participaron casi 2298 mujeres migrantes venezolanas, residentes del área metropolitana de Cúcuta, arrojó que el 81% de ella dijo padecer de depresión.

Las causas son múltiples: inseguridad alimentaria, imposibilidad de pagar arriendo y servicios, violencias en sus entornos familiares, desempleo y profundización de la pobreza por cuenta de la emergencia sanitaria por el COVID-19 que, desde principios del 2020, ha hecho estragos en la economía global.

Los datos también revelaron que ninguna de ellas reportó haber recibido acompañamiento psicológico para hacerle frente a este trastorno mental. Para abordarlo, se debe explicar que la ansiedad y la depresión son enfermedades mentales, no una debilidad personal ni un estado de ánimo de la persona. Hay que incentivar a la búsqueda de ayuda profesional.

Establecer redes de apoyo, clave para enfrentar la depresión

En su relato, Niurka asegura que cuando se anunció el aislamiento preventivo, su situación se agravó con un nuevo embarazo. “No tenía ánimo de nada, pero mi mente me decía que tenía que salir adelante, como sea debía hacerlo para sacar adelante a mis hijos.

Una invitación a asistir al culto dominical en una iglesia cristiana cambió su vida. “Recibí apoyo de la iglesia cristiana, de los hermanos que asistían conmigo. Allí conocí a otra migrante y ella me ayudó a comprar materiales que necesitaba para salir de la prostitución y ofrecer mis servicios de pedicure.

Esta red de apoyo fue fundamental para que Niurka le hiciera frente a la depresión.  

Actualmente, la migrante dice sentirse muy feliz porque con el arreglo de uñas a domicilio ha podido darle más estabilidad a sus tres hijos. “Ya mi hija mayor la tengo conmigo y espero el próximo año ponerla a estudiar”.

Aunque la precarización de las condiciones de vida sigue en aumento para la población migrante venezolana en Colombia, luego de atravesar situaciones de vida complejas, Niurka ya comenz´ó su camino hacia la regularización migratoria al ingresar al Registro Único de Migrantes Venezolanos (RUMV).

A modo de reflexión, le pide a las mujeres venezolanas que no se rindan, que no paren. “Tengan mucha fuerza, que lo hagan por sus hijos, que piensen en ellos. Todo se alcanza por un mejor futuro”.

Luego de dos años refugiada en la frontera entre Colombia y Venezuela, Niurka lucha cada día para que sus hijos puedan hacer lo que ella no. “Quiero que salgan delante, que estudien, que sean profesional, no sé si será en Colombia o Venezuela, porque yo espero algún día regresar a mi país”.

Ruta de atención psicosocial en Cúcuta para migrantes y refugiados venezolanos

La atención psicosocial básicamente comprende una serie de actividades organizadas por psicólogos para ayudar a las personas a adquirir el control de sus emociones y poner en práctica habilidades para mejorar su salud mental.

En Cúcuta existen algunos servicios disponibles para la población migrante y refugiada venezolana:

  • Servicio Jesuita a Refugiados brinda acompañamiento, individual, familiar y grupal, de forma gratuita. Teléfono: 310 – 2280591 
  • Frontera Morada brinda acompañamiento psicoemocional gratuita a adolescentes y jóvenes hasta los 24 años. Para más información, las personas deben escribir a: psicologiamorada@casadelasestrategias.com

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

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