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Caminantes venezolanas, expuestas a violencia sexual en la frontera colombo-ecuatoriana

Mujeres venezolanas en situación de tránsito enfrentan enormes riesgos de protección al intentar cruzar por trochas la frontera entre Colombia y Ecuador, como hurtos, violaciones y trata de personas.

Reporte Proiuris

Documentación Directa

En las adyacencias del terminal de Ipiales, ciudad colombiana que colinda con Ecuador, se escuchan numerosas “ofertas” de hombres que ofrecen transporte para cruzar por trochas a decenas de caminantes venezolanos que buscan llegar a la ciudad fronteriza Tulcán, tras el cierre del Puente Internacional de Rumichaca, desde marzo del 2020.

Bajo la fachada de este servicio informal, algunas bandas criminales que operan en la frontera colombo-ecuatoriana se han logrado camuflar para hurtar y agredir a migrantes venezolanas que contratan este tipo de traslado.

El modo en el que operan es el siguiente: a las 4:00 o 5:00 de la tarde se acercan a familias migrantes -compuestas mayoritariamente por mujeres con sus hijos menores de edad- que deambulan en las afueras de este terminal con la promesa de llevarlos hasta Tulcán por menos de la mitad del precio.

«Páganos lo que esté a tu alcance. Entendemos tu situación», es la frase mágica cuan Flautista De Hamelin. Luego de convencerlos, los suben al vehículo y esperan a que oscurezca. A partir de allí los van internando en parajes solitarios y espesos de vegetación en plena frontera, para hurtar las pertenencias y atacar sexualmente a las mujeres migrantes.

 

Fachada del Terminal de Transporte de la ciudad fronteriza de Ipiales. Foto: Radio Ipiales

Por último, abandonan a la familia en los límites de ambos países, obligándolos a caminar por horas para llegar a la ciudad de Tulcán, bajo temperaturas que pueden llegar a 4 grados centígrados.

Cruzar la frontera a pie supone otro riesgo para las migrantes. Por tratarse de un terreno irregular compuesto por río Carchi, montañas y bajas temperaturas, coloca al límite a migrantes que no tienen otra alternativa que adentrarse en alguno de los 43 pasos irregulares que las autoridades ecuatorianas han identificado entre la provincia de Carchi (Ecuador) y el departamento de Nariño (Colombia).

En estas dos horas de caminata en esta vía solitaria llamada La Troncal de la Sierra (E35) para llegar al centro urbano de Tulcán, algunas migrantes también han sido víctimas de violencia sexual, robo y agresión verbal.

«Son múltiples las afectaciones de esta población femenina, ya que llegan con niveles altos de desnutrición, deshidratación, problemas respiratorios, infecciones en la piel y secuelas psicológicas producto de la travesía», valora el estudio Mujeres, violencia y fronteras, publicado por ONU Mujeres y Acnur.

 

Un delito invisibilizado en los límites de ambos países

Del lado colombiano, ni conductores ni comerciantes que convergen en la terminal se atreven a dar detalles de lo que ocurre. La situación que en este informe se reporta algunos habitantes la califican como “rumores de pueblo”.

Otros prefieren guardar silencio. En un territorio en disputa por al menos 15 grupos armados (El Clan del Golfo, los “Cuyes”, “Contadores”, Guerrillas Unidas del Pacífico, Guerrillas Unidas del Sur, Los nuevos Delincuentes, entre otros más), alzar la voz y denunciar representa una sentencia a muerte.

Las autoridades colombianas tampoco reportan denuncias de violencia sexual en el contexto de frontera entre Colombia y Ecuador en el contexto de movilidad humana.

Algunas organizaciones humanitarias que tienen albergues operando en Ipiales, se encargan de sensibilizar con charlas y materiales impresos sobre los riesgos a los que se enfrentan durante el cruce fronterizo de forma irregular; sobre todo para las adolescentes no acompañadas y las mujeres que viajan solas con niños.

 

Subregistros de violencia sexual hacia migrantes en Tulcán

La ciudad de Tulcán, capital de la provincia del Carchi, se encuentra ubicada a siete kilómetros del Puente Internacional de Rumichaca y es la puerta de entrada ecuatoriana de cientos de migrantes venezolanos que escapan de la crisis humanitaria compleja que atraviesa Venezuela.

En esta pequeña ciudad de la sierra organizaciones humanitarias ofrecen atención directa a esta población vulnerable, como albergue, alimentos calientes, kits de abrigo, orientación jurídica y psicológica, entre otras.

Precisamente en estos ejercicios de focalización, identificación y caracterización de los migrantes que ingresan, han identificado casos puntuales de violencia sexual hacia las mujeres venezolanas caminantes.

Los testimonios son desgarradores, pero el desconocimiento y el miedo a denunciar de las víctimas hace que este flagelo quede completamente invisibilizado.

“Muchas migrantes desconocen cuáles son sus derechos, qué normativa vela por su integridad en Ecuador, cuáles son las rutas de denuncia, etc, por lo que sienten que quedarse calladas es lo mejor por temor a represalias o a que se les juzgue”, indicó una oficial técnica de una organización humanitaria que atiende en las periferias de Tulcán.

«Una joven, de 27 años, quien fue ultrajada en frente de sus dos hijos por tres hombres a los que les pagó 20 mil pesos en Ipiales para cruzar a la familia hacia Tulcán».

Esta ONG logró que la migrante denunciara en la Fiscalía ecuatoriana, pero el organismo no acept´o la denuncia por falta de pruebas. «Le pedían una descripción geográfica exacta de dónde fue el delito y también detalles de los agresores», lamentó la funcionaria.

Sin números precisos, pero con un compendio de relatos similares, organizaciones reportan estas situaciones de violencia contra la mujer se vienen presentando desde el 2020, con el cierre fronterizo derivado de la emergencia sanitaria por el COVID-19.

Incluso, desde aquel entonces algunas migrantes denunciaban vejámenes en esta ruta informal fronteriza como hurtos, violencia física y asaltos sexuales durante su retorno hacia Venezuela, en medios de comunicación de Colombia y Ecuador.

 

Reapertura de la frontera no frenará los riesgos para las migrantes

Este miércoles 1 de diciembre será reabierto el Puente de Internacional de Rumichaca, principal paso fronterizo terrestre que conecta la ciudad colombiana de Ipiales con Tulcán, en Ecuador.

Sin embargo, para la población proveniente de Venezuela esta medida no supone ningún cambio positivo, ya que, desde el 26 de agosto de 2019, Ecuador exige presentar una visa humanitaria a los migrantes y refugiados venezolanos para aprobar su ingreso al país.

Aunque se prevé un aumento del control militar en los pasos fronterizos, a lo largo de las trochas, las migrantes quedarán todavía más expuestas, debido a que se prevé una disminución de paso de mercancía lícita y de personas colombianas y ecuatorianas.

En tanto, la cooperación internacional trabaja para fortalecer el Sistema de Monitoreo de Fronteras y Caracterización de Flujos (SMFCF) en el 2022, así como la necesidad de que los Grupos de Trabajo para Refugiados y Migrantes (GTRM) fronterizos actualicen sus Planes de Contingencia.

 

Tlfs

Más información de estas organizaciones en este enlace

*Foto de portada: EFE / Xavier Montalvo

Los datos y opiniones contemplados en este reporte fueron recabados por investigadores de Proiuris de manera directa en diversas entrevistas con las fuentes mencionadas. Se reserva el derecho al anonimato para resguardar la identidad de las fuentes.

 

 

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