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El retrato de los migrantes colombo-venezolanos bajo el lente de Karen

En días pasados la organización tuvo la oportunidad de dialogar con Karen Melissa Beltrán Velásquez, una ingeniera industrial e instructora de yoga colombo venezolana quien tras pensarlo por varios años, tomó la decisión de emigrar hacia Colombia. Su historia pone de presente cuán retador ha sido el proceso de abandonar Venezuela, así como el lidiar con dinámicas de xenofobia causadas por su doble nacionalidad. Esta fue es su historia:

Reporte Especial Proiuris:

Karen vivía con sus padres en Petare, considerado el barrio más grande de Venezuela y ejercía su profesión como ingeniera industrial trabajando en el sector financiero. A pesar de que ella ya había viajado varias veces a Colombia, el país natal de su padre, nunca se imaginó que algún día terminaría viviendo allí. En 2015, tras el fallecimiento de su madre, empezó la idea de ella y su padre de emigrar hacia Colombia. No obstante, y con las ganas de poder quedarse en territorio venezolano, ella cuenta que fue aplazando el plan hasta el año 2019 cuando finalmente tomó la decisión, motivada por encontrar un lugar que le brindara calidad de vida a su padre. Karen afirmó que habían y hay todavía muchos problemas con los servicios públicos, dijo,

Yo tenía muchos inconvenientes con el gas y agua. Particularmente esos dos servicios porque eran bombonas y yo podía perder hasta dos días de trabajo tratando de comprar el gas. Esto pasaba por una cola que me anotaban en una cosa que se llamaban las juntas comunales. Entonces yo entraba en una lotería que podía tener el gas ese día o el día siguiente, las cosas empezaron a tornarse entonces un poquito complicadas por el acceso a los servicios.

Adicionalmente, explicó que si bien no fue el factor más importante, no podía negar que la situación de inseguridad generalizada había incrementado durante los últimos años, producto de la crisis humanitaria en Venezuela. Karen resaltó, “antes podían haber robos, pero que entraran a las casas como estaba pasando durante el último año y medio eso nunca se había presentado hasta que nos sucedió a nosotros”.

Por todo lo anterior, ella tomó a último momento la decisión de abrirse paso con su padre, el gato de su madre y un par de pertenencias hacia Colombia. Narró que el proceso fue muy difícil, pues ella le apostó, a pesar de las circunstancias, a quedarse en Venezuela. Resaltó que para lograr emigrar el primer paso fue “tomar la decisión; el segundo, ponerle una fecha pues en ese momento es que se hace real la idea de irse; tercero, llenarse de paciencia y tener amigos que hayan pasado por una situación así y te motiven a seguir, porque hay momentos en los que uno quiere tirar la toalla y cuarto, todos los días alimentar la voluntad o tu deseo de salir adelante”.

Afortunadamente, contó que su experiencia hasta el momento ha tenido tintes positivos. Incluso en los momentos más difíciles de la pandemia, Karen convirtió lo que en Venezuela empezó como un hobby en un medio de subsistencia al lanzarse a dictar clases de yoga virtuales. Más recientemente fue contratada en una empresa para ejercer la carrera que estudió, ingeniería industrial.

Sin embargo, y a pesar de la sonrisa que siempre tuvo en su boca durante la conversación, dejó en claro que el tener la doble nacionalidad ha sido bueno y malo a la vez. Bueno, pues el tener pasaporte colombiano le ha abierto las puertas tanto para permanecer en el territorio colombiano y sin riesgo de ser deportada o expulsada como para lograr ingresar al mercado laboral formal en el país.

 Lo malo, se ha relacionado con la discriminación que ha sufrido a lo largo de su vida tanto en Venezuela como en Colombia por tener esta doble nacionalidad. Karen afirmó,

Estoy acostumbrada a eso de eres venezolana, entonces hago la aclaratoria y dijo que no, que soy de acá. Pero yo ya lo viví del otro lado, no sé si eso le pasa a todos los hijos de retornados de colombianos que estamos acá, pero yo esta historia ya la viví pero al revés. Yo la viví allá porque en Venezuela me pasaba lo mismo y me decían “ay que tus papás son colombianos”. Había también cierta xenofobia en Venezuela, yo la viví sobretodo en mi etapa educativa. Aquí lo estoy viviendo al revés, pues otra vez estoy viviendo esta historia.

Al igual que Karen, muchas personas colombo venezolanas han estado expuestas a discriminaciones en razón a su nacionalidad. Debe recordarse que los más de 2,219[1] kilómetros de frontera que se comparten entre los dos territorios ha estado acompañado por dinámicas de movilidad humana a lo largo de la historia de dicha región. Más recientemente, entre la década de los 70 y los 90 se dio una ola masiva de migración colombiana hacia Venezuela, motivada por el auge económico que estaba atravesando el país a causa del petróleo[2]. Esto provocó que personas como el padre de Karen migraran hacia Venezuela.

Décadas más tarde, la situación se ha tornado contraria y ha convertido a Colombia en el principal receptor de migrantes venezolanos albergando al menos a 1’742,000 de personas en territorio colombiano. Dichas circunstancias han estado acompañadas de un gran número de colombianas y colombianos retornados que a fecha del 10 de diciembre de 2020 suman un total aproximado de 980,000[3] colombianos. Esta población, mucha de ella con doble nacionalidad, ha podido vivir una doble experiencia de migración y desarraigo de hogar.

Esta, aun cuando no involucra las mismas barreras administrativas y laborales que los inmigrantes venezolanos, sí desencadena una barrera social igualmente nociva tal y como es la xenofobia. El testimonio de Karen ejemplifica entonces dicha situación, pues de acuerdo con lo mencionado durante la entrevista, lleva toda su vida recibiendo comentarios ofensivos ya sea porque es colombiana o porque es venezolana.

La historia de Karen pone de presente la porosidad del territorio colombo venezolano, así como los constantes movimientos migratorios que caracterizan este territorio en particular. Ella es un vívido ejemplo de lo estrechamente relacionados que están los dos países y de cuán parecidas han sido las experiencias en cada uno de los dos lados de la frontera.


[1] https://www.cancilleria.gov.co/frontera-terrestre-colombia-venezuela

[2] http://www.saber.ula.ve/bitstream/handle/123456789/46494/art2.pdf?sequence=1&isAllowed=y

[3] https://www.r4v.info/es/colombia

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