La ONU Mujeres estima que 47.000.000 de mujeres, niñas y adolescentes alrededor del mundo caerán por debajo del umbral de la pobreza como resultado de la pandemia, lo que ampliará aún más la brecha entre géneros
Reporte Proiuris
Jackelin Díaz
Los efectos de las crisis nunca son neutrales en materia de género y la COVID-19 no representa una excepción.
Si bien a escala mundial la proporción de hombres que poseen trabajo informal es mayor que la de mujeres, dicha tendencia es opuesta en ciertas regiones.
Como se muestra en un microsite creado por ONU Mujeres, tanto en África y América Latina y el Caribe, el porcentaje de mujeres que trabajan en el sector informal es mayor que el de los hombres.
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La carga de trabajo doméstico (cuidados de niños, niñas y personas de la tercera edad u otro tipo de trabajo no remunerado) y que recae mayormente en mujeres, ha aumentado exponencialmente con la llegada de la pandemia.
Según informa la ONU, antes de la COVID-19 las mujeres ya realizaban el triple de trabajo doméstico respecto a los hombres sin remuneración.
La organización argumenta que estos tipos de empleos sin remuneración son reconocidos desde hace tiempo como impulsores de desigualdades.
En ese sentido, la ONU Mujeres estima que 47.000.000 de mujeres, niñas y adolescentes alrededor del mundo caerán por debajo del umbral de la pobreza como resultado de la pandemia, lo que ampliará aún más la brecha entre géneros.
Efectos en refugiadas y migrantes
Las mujeres refugiadas y migrantes tienen, además, riesgos adicionales. La discriminación y la xenofobia suelen limitarles al acceso a empleos formales.
La ONU Mujeres subraya que las mujeres migrantes tienen más probabilidades de conseguir empleos inseguros en la economía informal. En especial en trabajos esenciales de baja remuneración como trabajadoras domésticas.
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Se estima que hay 8.500.000 de trabajadoras domésticas migrantes. Sin embargo, la pandemia ha supuesto la pérdida de sus ingresos y trabajos, a menudo acompañada de la desatención de su bienestar, salud y seguridad.
La ONU también expone que durante la pandemia las mujeres migrantes envían menos dinero a sus familias que residen en su país de origen.
De acuerdo con un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, las mujeres migrantes en situación de pobreza son uno de los grupos vulnerables que más sufren las repercusiones de la pandemia.
La salud sexual en riesgo
500.000 millones de mujeres, niñas y adolescentes no tenían acceso a baños para la gestión de la higiene menstrual antes de la pandemia, según los últimos cálculos mundiales de la OMS y UNICEF.
Las mujeres y las niñas ya sufrían los impactos de la falta de salud reproductiva y sexual e higiene menstrual debido al limitado acceso a agua limpia y baños privados.
La sobrecarga de los sistemas sanitarios y la reasignación de los recursos para responder a la pandemia pueden dificultar aún más la prestación de los servicios sanitarios exclusivos para el bienestar de las mujeres y las niñas.
Antes de la pandemia, alrededor de 810 mujeres morían cada día por causas evitables relacionadas con el embarazo y el parto.
Esta cifra, advierte la ONU Mujeres, podría aumentar con el paso de la pandemia de la COVID-19.
La brecha de violencia de género
El confinamiento aviva la tensión y el estrés generados por preocupaciones relacionadas con la seguridad, la salud y el dinero, explica la ONU.
ONU Mujeres refiere en este artículo que, incluso antes de que existiera la COVID-19, la violencia doméstica contra la mujer ya era una de las violaciones de los derechos humanos más flagrantes.
En los últimos 12 meses, 243.000.000 mujeres, niñas y adolescentes (de edades entre 15 y 49 años) de todo el mundo han sufrido violencia sexual o física por parte de un compañero sentimental.
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Y, con el avance de la pandemia de la COVID-19, dice la ONU, es probable que esta cifra crezca.
Destacan que pueden registrarse múltiples efectos en el bienestar de las mujeres, su salud sexual y reproductiva, además de su salud mental.
«Antes de la pandemia, se calculaba que una de cada tres mujeres sufriría violencia a lo largo de su vida», agregan en el microsite.
Asimismo, alertan que las mujeres, especialmente las trabajadoras informales y esenciales, padecen un riesgo elevado de sufrir violencia al moverse por espacios públicos urbanos o rurales desocupados y al usar servicios de transporte vacíos durante el confinamiento.
El apartado sobre este tema concluye indicando que es probable que los efectos económicos de la pandemia aumenten la explotación sexual y el matrimonio infantil.
Esto deja a mujeres y niñas de economías frágiles y contextos de personas refugiadas en situaciones especialmente vulnerables.
