Majo Gutiérrez, de 24 años de edad, descubrió desde niña que su pasión era la música. En Venezuela llegó a compartir tarima con artistas de talla internacional, pero la emergencia humanitaria compleja la obligó a abandonar su país y comenzar de cero en Colombia
Reporte Especial Proiuris
Anggy Polanco
Desde muy niña Majo Gutiérrez se sintió atraída por la música. Descubrió la guitarra eléctrica cuando tenía 11 años y le dijo a su papá que quería aprender a tocarla.
Experimentó con varios géneros, pero se quedó con el rock. Fue una de las pocas mujeres guitarristas en Venezuela. A sus 15 años, ganó un concurso para tocar con el grupo mexicano Maná, en Caracas. A partir de ese momento supo que tenía futuro en el ámbito musical.
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Gracias a ese concierto conoció a muchos productores. Uno de ellos le regaló su primera guitarra eléctrica; luego tuvo oportunidad de abrir un concierto de Marc Anthony y Chayanne.
Tras lo que consideró grandes logros en Venezuela, con la banda que conformó junto a sus hermanos, lanzó su primer disco. Pero, para entonces comenzaba a sentirse la crisis económica en el país.
Majo, de 24 años de edad, cursó parte de su carrera de Música en la Universidad Experimental del Táchira; una casa de estudios pública que, a su juicio, ya venía en decadencia por la falta de presupuesto y atención gubernamental. Fue imposible para ella continuar estudiando en ese momento.
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«Como artistas cada uno decidió hacer su camino porque no se podían las cosas. Yo me vine para acá (Bogotá) apostándolo todo porque quería seguir estudiando», confesó Majo.
Así que en 2015 decidió migrar. Viajar a otro país era nuevo para ella. No conocía a nadie, no tenía banda.
Al principio impartió clases de guitarra en una academia de música pero el pago que recibía era muy poco.
«Me tocó ser mesera. Durante un tiempo también me tocó, junto con mi hermano, trabajar en el Transmilenio, para recibir un poco de dinero. Días muy duros en los que no teníamos qué comer», recordó la guitarrista.
En un día cambió su vida
Un día la vida de Majo dio un giro importante en Bogotá. Nacho Riveros, bajista de Manuel Medrano, hizo una publicación en Facebook en solicitud de cantantes venezolanos para un evento particular.
Majo era admiradora de Manuel Medrano, así que se fue junto con su hermano a participar en la audición. Debieron enfrentar un obstáculo importante: No tenían dinero; solo contaban con el pasaje de ida. Sin embargo, asumió el riesgo y se fue a demostrar su talento.
Nacho quedó encantado con el talento de Majo y le hizo una mejor propuesta: ofreció producir sin costo la música de la joven.
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«Ese día cambió mi vida totalmente. Es lo que uno espera, tener ese apoyo de un estudio y de una persona como él, que ha grabado con tantos artistas, entre ellos Ricardo Montaner», compartió.
Majo manifestó al productor sus ganas de seguir estudiando, así que Nacho la presentó con el director de la Escuela de Música, Medios, Arte y Tecnología ( E.M.M.A.T). Allí obtuvo una beca para continuar sus estudios profesionales.
«A pesar de todo lo difícil que ha sido comenzar de nuevo, me han pasado cosas maravillosas«, comenta Majo.
La universidad en la que cursó estudios la incluyó en su sello disquero junto a otros dos estudiantes Logró su primer videoclip, titulado «Descifrándome», gracias a la gestión de esa casa de estudios.
La joven tachirense comenzó a vivir de la música en Colombia y su vida se tornó más estable como migrante. Luego ganó un curso de guitarra eléctrica tras participar en un Berklee Latino que hizo la E.M.M.A.T., y se fue a Boston, al «Guitar Sessions» en Berklee College Of Music, en el verano de 2018.
Poco a poco, trabajando en bares y restaurantes de Colombia, Majo junto con su actual banda avanza en sus planes de seguir participando en diversos festivales importantes de Colombia y otros países para dar a conocer su talento.
A pesar de las limitaciones por la COVID-19 para avanzar en su proyecto de vida, Majo mantiene sus expectativas dentro de la industria musical y no para de trabajar para lograr sus objetivos.
