La pandemia por la COVID-19 ha empeorado la disponibilidad y accesibilidad de alimentos y medicinas en Venezuela. Por ello, muchos venezolanos aspiran a que se facilite el cruce de la frontera con Colombia
Reporte Proiuris
Anggy Polanco
La emergencia humanitaria compleja que se vive en Venezuela ha hecho que la apertura de la frontera con Colombia se convierta en una necesidad para muchos venezolanos y venezolanas.
Antes de la pandemia miles de personas cruzaban la frontera con Colombia para obtener alimentos y medicinas, entre otros productos de primera necesidad.
«Tengo un hermano especial y en ocasiones aquí no se encuentran los medicamentos. Yo los mando a buscar a Cúcuta, pero a raíz de este cierre fronterizo no se pueden traer». Así lo manifiesta Analía Torres, quien reside en el estado Táchira.
La mujer colombo-venezolana y madre soltera también comenta que si abren la frontera ella podría cruzar y «comprar cosas para vender».
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El llamado de Analía al gobierno colombiano es que reconsidere la decisión y abra la frontera. «Soy hija de padres colombianos, soy colombo venezolana y de verdad esto nos ha afectado muchísimo. Yo también quiero a Colombia y quiero la unión entre los dos países», complementa.
Ella está de acuerdo con que apliquen las medidas necesarias que permitan un cruce seguro, con guantes y tapabocas, y que el que no las cumpla que no le permitan cruzar.
Impacto económico
Gran parte del sector comercial en el estado Táchira se encuentra paralizado, con pérdidas que superan los 5.000 millones de dólares, según calcula la Asociación de Comerciantes del estado Táchira, desde que el gobierno de Venezuela en 2015 decidió cerrar la frontera de manera arbitraria.
El cierre de la frontera con Colombia dejó a miles de personas desempleadas desde entonces. Sin embargo, con la profundización de la emeregencia humanitaria compleja en Venezuela, la frontera colombo venezolana se convirtió en un puerto de salida de venezolanos que buscaban huir hacia Colombia o a un tercer país.
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Transcurridos casi ocho meses desde que se cerró formalmente la frontera entre Colombia y Venezuela, los venezolanos que intentan emigrar de forma ordenada no pueden hacerlo; entre otras razones por la imposibilidad de sellar pasaportes y las restricciones en los países receptores.
Miles de venezolanos desesperados por la creciente pobreza extrema en el país, que alcanza 80 %, según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del Venezolano (Encovi), toman las peligrosas rutas irregulares para llegar a Colombia.
«Les decimos a los presidentes tanto de Venezuela como de Colombia que abran la frontera. Este cierre me ha afectado económicamente. Nosotros traemos la materia prima y comida de allá. Ahora tenemos que repagar aquí el precio de las cosas», explica Belisario Ramírez, un zapatero que solía comprar las hormas en Colombia.
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Los comerciantes de comunidades colombianas fronterizas, como Puerto Santander, han realizado protestas públicas para que permitan el ingreso de venezolanos a la zona, a través del Puente Unión. Los venezolanos de diversas regiones del país son los principales compradores de la mercancía que ofrecen.
La alcaldesa de Puerto Santander,María Virginia Torres, admite el impacto económico que el cierre de la frontera con Colombia ha tenido sobre la entidad que vive principalmente de la actividad comercial.
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“Aparte de ser la mandataria, soy comerciante. Lo hemos dicho siempre: preferimos un puente abierto con toda la responsabilidad y medidas de bioseguridad, a una trocha activa con innumerables situaciones y factores delicados que ustedes saben”. Así lo expresó Torres al Diario La Opinión.
