Colombia

Huir otra vez / No tener cómo comprarse unos zapatos la empujó a Colombia (II)

A lo largo de la carretera que conduce hacia la frontera caminaba una mujer de 41 años en compañía de una prima con cuatro niños. Llevaban maletas y morrales en dirección a San Antonio tras recorrer de trasbordo en trasbordo, algunos tramos caminando. El hecho de no tener dinero suficiente para alimentar a sus hijos ni para comprarse unos zapatos le motivó huir de Venezuela en pandemia y tomar la ruta de la migración forzada

Reporte especial Proiuris

Anggy Polanco

El detonante para que una mujer de 41 años tomara la decisión de huir de Venezuela en medio de la pandemia fue el no tener dinero ni para comprarse unos zapatos. Dejó a sus hijos con otros familiares con el propósito de hallar un empleo en Colombia que le permita enviar dinero para los alimentos de sus vástagos y al menos lograr comprarse unos zapatos.

Esta mujer solicitó proteger su identidad, pues ella es empleada pública y su propósito es salir por una temporada para luego retornar. Es por ello que le llamaremos Carolina* para proteger su integridad.

Ella teme que llegue diciembre y sus hijos no tengan comida ni ropa. Por eso decidió viajar desde Yaracuy realizando trasbordo de estado en estado y caminando en ciertos trayectos en compañía de una prima que lleva a sus cuatro hijos pequeños.   

Dejó a sus hijos de 13 y 5 años, en casa con otros familiares, pues ella no tuvo otra opción sino salir del país en busca de un empleo para poderles enviar dinero para sus alimentos.

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Desde el martes 4 de octubre emprendió el viaje en escalas, encontrándose muchos estafadores ofreciendo los pasajes desde ese estado a Táchira en 140 dólares, cuando lo que cuesta en realidad son 20 dólares. Sumado a una cantidad de puntos de control donde en ocasiones les cobran. 

“En las alcabalas paran a los transportistas y les piden dinero, como quien dice un flete, piden el dinero en pesos o en dólares, 20.000, 30.000 o 40.000 pesos, una suma exagerada con el sueldo que tenemos tan poquito”, expuso Carolina, consternada por las irregularidades en el camino.

El trayecto de San Cristóbal a Cúcuta pensaban caminar, pues le estaban cobrando por persona 20 dólares. “Si yo hubiese tenido 140 dólares no vengo para acá, me quedo en mi casa con mis hijos”.

La moneda se ha ido degradando en todo el país, pero para sorpresa de Carolina los bolívares que traía no le servían de nada en vista que en San Cristóbal no se los recibieron en los establecimientos, solo les aceptaban pesos.

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“Yo tengo una hija que se fue hace cuatro años a Ecuador, se fue con su papá porque la situación en el país ya se estaba poniendo mal. Y ella ha tratado de querer venir a visitarnos y ni siquiera ella ha podido. Nuestro país cada día se está hundiendo y con la pandemia es peor. Yo creo que la pandemia la usaron para empobrecernos más”, manifestó Carolina.

Deprimente situación en Yaracuy

La frustración de estar en pandemia con fallas eléctricas, sin agua, sin comida ni gas, le pone como objetivo llegar en primer lugar a Cúcuta, pues al estar allí tomarían la decisión de qué otro rumbo tomar.

“Si tenemos para comer no tenemos para vestirnos; si nos enfermamos no podemos ir al médico porque no tenemos, y si comemos no podemos comprar la medicina. El sueldo no alcanza. La cesta básica está super elevada”.

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