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El beisbol perdió a una joven promesa y las FAES sumaron una víctima a su prontuario

A dos meses de la ejecución de una promesa del béisbol

Dos disparos truncaron el sueño de Yeranin Alberto Escalante Castillo, de 20 años de edad, de pertenecer a las filas de los Yankees. También la posibilidad de conocer a su hija; la policía lo asesinó antes de que ella naciera

Reporte Proiuris

Erick S. González Caldea

Yeranin Alberto Escalante Castillo, con 20 años de edad, era una promesa del béisbol venezolano. Estaba en la lista de espera para jugar con los Yankees de Nueva York e iba a comenzar sus estudios universitarios. Pero, la tarde del 12 de abril del 2020, funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana lo mataron.

El talentoso deportista, sin embargo, también tenía el perfil de las víctimas habituales de las FAES: era un hombre joven, moreno y vivía en un barrio pobre, específicamente en el barrio El 70, en El Valle, Caracas. En la prejuiciosa forma de actuar de este grupo de exterminio, esos serían sus tres “outs” para sacarlo de circulación.

A dos meses del homicidio, sus familiares no han tenido comunicación con las autoridades que deberían verificar si, como aseguran los deudos, fue una ejecución extrajudicial. El caso corre el riesgo de engrosar ese 85% de actuaciones irregulares de los cuerpos de seguridad del Estado que no son investigadas por el Ministerio Público, según lo ha determinado Proiuris.

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“Solo queremos que no vean a Yeranin como un malandro; queremos limpiar su nombre. No era ningún delincuente, era un jugador de béisbol profesional, un padre y un hombre trabajador”, explicó uno de los familiares de la víctima, cuya identidad se mantiene bajo reserva, por el riesgo de represalias en su contra.   

Muerte en las escaleras

A las 6:50 p.m. del domingo 12 de abril, mientras Yeranin Alberto se dirigía a su hogar, ubicado al final de la escalera “La Esperanza”, en la parte alta del barrio El 70, fue interceptado por funcionarios del  cuerpo élite de la Policía Nacional Bolivariana.

«Cinco funcionarios, cuatro hombres y una mujer, lo sometieron en las escaleras, le revisaron sus pertenencias y,  mientras lo mantenían sentado, era golpeado en la cara. Los vecinos escucharon cuando Yeramin les decía que él solo estaba regresando de su trabajo. Ellos escucharon como él suplicaba por su vida, que tenía a su esposa embarazada… Igual lo mataron”, explicó el deudo.

Los vecinos, espectadores del suceso, narraron a los familiares del joven cómo una funcionaria le aseguraba al joven que su vida iba a terminar en las escaleras. “Le decía que él iba a morir allí. Además, le decían que él sabía dónde estaban los supuestos delincuentes que conocía”, relató.

Yeranin Alberto recibió dos impactos de bala: uno en el abdomes y uno en el intercostal derecho. En el acta de defunción se registró como causa de la muerte “shock hipovolémico causado por el impacto de un proyectil en el tórax”.

El joven fue trasladado por los mismos funcionarios de las FAES hasta el hospital Pérez Carreño, donde fue ingresado sin vida. Ese día, en el barrio El 70 las FAES también habrían ejecutado a otros tres hombres jóvenes.

Deportista desde los cinco años

Un año antes de su muerte, Yeramin Alberto estaba en otro escenario. En una cancha de béisbol de República Dominicana, entrenaba bajo la mirada de los scouts de los Yanquis de Nueva York. Tenía 19 años de edad, y una carrera promisoria por delante.

Desde que tenía 5 años de edad, el joven practicaba béisbol. Sus padres lo inscribieron en la academia “Criollitos de Venezuela”, para que desarrollara sus extraordinarias habilidades como pitcher.

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Yeranin Alberto era fanático de los Leones del Caracas y no se perdía ni uno de los juegos de su tribu. Su sueño era alcanzar el nivel de Abreu, Cabrera, Vizquel… como el de muchos jóvenes del país.  

Antes de empezar la cuarentena, había recibido la noticia de que estaba a un solo paso de practicar y jugar con los Yankees en Nueva York.

“Esa era la aspiración de Yeramin, iba a irse del país, iba a jugar con los Yankees… solo le faltaba una firma. Le faltaba un poco más de tiempo…”, explicó el allegado.

Aconsejado por sus familiares, mientras esperaba la respuesta de Nueva York, decidió inscribirse en la Universidad Experimental Nacional de Seguridad (UNES), donde cursaría la carrera Estudios Penitenciarios.

“Ese sería su salvoconducto en el caso de no recibir respuesta pronto. Estaba determinado a hacer una carrera universitaria”, dijo el familiar, quien agrega que asumió con mucha responsabilidad su paternidad.

Su hija nació, pero Escalante fue asesinado antes. La bebé no solo quedó huérfana de padre, también padece por otros daños colaterales. “Aún no la han presentado, porque el registro está cerrado hasta nuevo aviso por la pandemia”, comentó el informante.

Sin funeral

La cuarentena por la pandemia del COVID-19 no solo ha causado distanciamiento físico en las comunidades, pues también ha complicado los procesos de duelo cuando sobreviene una muerte, pues en la contingencia los rituales funerarios están restringidos.

Yeranin Alberto fue enterrado sin un funeral. “No hubo velorio, ni vigilia. La familia más cercana fue al cementerio, dieron unos rezos y lo enterraron”, relató.

Los dos disparos propinados por las FAES lo llevaron al joven a otro campo muy diferente con el que soñaba. Sin gradas, ni fanáticos. Aquel 12 de abril las fichas de béisbol restaron un nombre y la policía sumó otro.

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