Decenas de personas se concentraron frente a la sede del PNUD, donde la Alta Comisionada estaba reunida con el cuerpo diplomático. Esperaban contarle cómo sufren la emergencia humanitaria compleja, pero ni siquiera pudieron verla
Reporte Proiuris
Edgar López
Margot Monasterios no sabe de protocolos. Lo que sí sabe esta representante del sector salud de la Coalición Sindical Nacional de Trabajadores es que en los hospitales públicos de Venezuela la gente se muere de mengua.
Como decenas de personas, que se reconocen como víctimas de violaciones de derechos humanos, Monasterios se trasladó a la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la avenida Francisco de Miranda, en Caracas, donde la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, se reunió con representantes del cuerpo diplomático acreditado en Venezuela, en horas de la mañana de este jueves 20 de junio.
Todos los que se concentraron frente al PNUD tenían la esperanza de ser escuchados por Bachelet, pero la apretada agenda de la máxima autoridad de los derechos humanos de las Naciones Unidas, que arribó al país al final de la tarde de este miércoles 19 de junio, la conduciría a varias reuniones con autoridades estatales que le ocuparían buena parte del día.
“Señora Bachelet los ministros de Maduro no le van a mostrar la verdadera situación de Venezuela. Atienda a las víctimas y no salga por la puerta de atrás, como lo hizo hoy. Somos las víctimas las que sufrimos. Le pedimos que vaya a los hospitales, a las escuelas, a los centros penitenciarios; que en, vez de andar en limusina se monte en el Metro”, expresó la mujer airadamente.
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Frente al PNUD también estaba Lourdes Ávila, una maestra de la escuela Mercedes Limardo, en Antímano, con 19 años de servicio: “El Ministerio de Educación, bajo el mando de Aristóbulo Istúriz, anuló el contrato colectivo de los maestros. No tenemos seguro médico. Desde hace cuatro años yo necesito una intervención quirúrgica, que el año pasado costaba 28 millones de bolívares. ¿De dónde yo voy a sacar esa plata si gano 64.000 bolívares al mes?”. El reclamo de esta maestra estaba respaldado por una consigna gritada a coro: “Y no, y no, y no me quiero ir. Yo quiero un sueldo digno pa’ quedarme en mi país”.
El grupo más numeroso lo integraban los familiares de los 59 colombianos detenidos desde hace aproximadamente tres años en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana, en La Yaguara. Lizbeth Rivera, esposa de Pedro Berrío, uno de los reclusos, aseguró que ningún fiscal ha podido demostrar que son terroristas: “Los llevan a los tribunales, los desnudan y les difieren las audiencias. Son hombres trabajadores, padres de familia. Aquí están sus hijos, pasando necesidades. Le pedimos a la Alta Comisionada, Michelle Bachelet, que nos escuche e interceda por todos los presos políticos que hay en el país”.
Familiares de los detenidos en los Centros de Detención Preventiva también alzaron sus voces para denunciar las violaciones de los derechos humanos | Foto: Edgar López
A la manifestación se incorporó María Isabel Bolívar, tía de Erasmo Bolívar, uno de los funcionarios de la extinta Policía Metropolitana que permanece preso en la cárcel militar de Ramo Verde, por su vinculación con los sucesos del 11 de abril de 2002. “No nos cansaremos de exigir la libertad de estos hombres”, dijo.
Griselda Sánchez, representante del sector educativo, sumó exigencias a Bachelet: “Hay más de 16.000 trabajadores del magisterio despedidos por reclamar mejores condiciones laborales y luchar por los derechos de los estudiantes. Los colectivos (grupos de civiles armados afectos al gobierno) se meten a las escuelas para amedrentarnos. Tenemos escuelas sin agua, sin luz: el Programa de Alimentación Escolar (PAE) no está funcionando. Todos esos son derechos humanos que se están violando. Lo que queremos es que Bachelet incluya en su agenda la crisis del sector educativo. Le pedimos a Bachelet que deje una comisión permanente para que continúe el monitoreo de la emergencia en Venezuela”.
Los niños que se incorporaron a la manifestación frente a la sede del PNUD llevaban globos blancos con los nombres de sus padres presos y pancartas multicolores que ellos mismos hicieron para llamar la atención de Bachelet. Pero ni siquiera pudieron ver de lejos a la Alta Comisionada, ni ella pudo verlos y menos escucharlos.
