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Machismo, cultura patriarcal y pornografía alimentan la violencia de género  

Especialistas señalan que la emergencia humanitaria compleja ha aumentado los índices de violencia que se viven en el país, lo que agrava situaciones de agresiones a niñas y mujeres en condiciones de vulnerabilidad. Exigen la aplicación de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a tener una vida libre de violencia,  así como el diseño y desarrollo de políticas públicas en materia de educación escolar y familiar, acerca de la violencia de género
Reporte Proiuris
María Yolanda García

La puesta del sol tras la vegetación selvática de los cayos que bordean el río Caroní va dando paso a la noche. El degradé de luces naranja iluminan la imagen: nariz pequeña, pómulos pronunciados, el definido contorno del rostro ovalado. Cejas gruesas y perfectamente delineadas, ojos negros y achinados. Pelo negro, largo y lacio. Viste una franela rosada que contrasta con el color  trigueño de su piel y usa un chaleco negro que parece un salva vidas. Con la mano derecha sostiene el teléfono con el que hace el selfi, con la izquierda, se agarra del borde de la lancha. Sonríe feliz, confiada. Son  las 6:30 de la tarde del 23 de marzo. Dos horas más tarde hará una última publicación en redes.  Tres días más tarde, el 26 de marzo de 2019,  su cadáver será encontrado, flotando, cerca del balneario El Rey, en Puerto Ordaz.

La muerte de Ángela Aguirre, de 16 años de edad, estudiante de quinto año de bachillerato en la Unidad Educativa (UE) Adventista Maranatha, en San Félix, estado Bolívar, mantiene en vilo a gran parte del país que espera y exige una investigación exhaustiva y transparente acerca de las circunstancias en las que fue asesinada.

Yerlis Yaguare, su madre, la había llevado hasta el Centro Ítalo Venezolano de Guayana. La joven y siete personas asistirían al cumpleaños número 18 de José Alberto Cedeño, a quien ya conocía porque Ángela había salido con él. En el grupo había varios adultos. Así que, después de asegurarse de con quien estaría su muchacha, Yarelis se fue confiada. 

Ángela y siete personas más ingresaron a la embarcación identificada como “La Kaki”. Y aunque no era una hora autorizada para que embarcaciones zarpen y naveguen por el río, lo hicieron rumbo a la isla La Terecaya desde la marina del club, aproximadamente a las 6:30 pm.  José Zorrilla, de 44 años; Glauder Zorrilla, de 19; Orlando Salazar, de 35; Wilmer Díaz, de 30 años; Joselyn Barreto, de 18, y Dayana Nicieza, de 28 años regresaron al club a las 2:00 am del 24 de marzo. Ángela no. En una  primera versión argumentaron a sus padres que la joven quiso quedarse en la lancha mientras el grupo de siete personas fueron a buscarle una cerveza.  Aseguraron que al llegar no la encontraron y debieron regresar sin ella. También ofrecieron una segunda versión según la cual Ángela y José Cedeño se fueron detrás de la embarcación, la corriente era muy fuerte y la alejó a ella de la orilla sin que el grupo de siete personas, pudiera hacer nada por ella.

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Ángel Aguirre y Yerlis Yaguare, padres de Ángela, pidieron una investigación. Los siete acompañantes de la joven fueron detenidos.  Pero la averiguación estuvo rodeada de dudas desde su inicio: denuncias de retardo procesal, rumores de sobornos, recusación de la fiscal que originalmente llevó el caso,  versiones que iban y venían hasta que la filtración de un audio en el que Ángela, llorando, dice “José Alberto me dejó desnuda, José Alberto me violó, marica”, puso el caso en el ojo de la opinión pública y el 12 de abril el Tribunal Supremo de Justicia designó al Tribunal Primero de Control, Audiencias y Medidas con competencia en violencia contra la mujer del estado Bolívar, como el responsable de procesar a las siete personas implicadas en el crimen. Se les dictó privativa de libertad. A  José Alberto Cedeño, de 18 años, le fueron imputados los cargos de: feminicidio, abuso sexual, suministro de sustancias a una menor de edad y omisión de auxilio y socorro.

A  José Zorrilla, tío de José Cedeño y dueño de la lancha;  Glauber Zorilla,  Orlando Salazar, Wilmer Díaz, Dayana Nicieza  y Joselyn Barreto, les fueron imputados los cargos de cómplices necesarios en feminicidio y omisión de socorro.

Organizaciones de derechos humanos exigen al Estado una investigación transparente, la aplicación de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a tener una vida libre de violencia,  así como el diseño y aplicación de políticas públicas en materia de educación escolar y familiar, acerca de la violencia de género.

Re victimizar

“Pregunta muy sencilla ¿qué hacía una menor de edad faranduleando sin sus padres?”. “Es que por eso estamos como estamos, hay un número de padres que no están pendientes de sus hijos como lo debería estar. Yo no digo que no salgan pero en mi caso a mí siempre me llevaban y me buscaban,  algunas veces se quedaban conmigo”.

En las redes sociales se leen comentarios como estos, en los que se re victimiza al objeto de la agresión, en este caso, la joven de 16 años y sus padres.

Para Magdimar León, coordinadora general de la Asociación Venezolana de Educación Sexual y Reproductiva (Avesa), estos criterios  denotan cómo la cultura machista patriarcal está instaurada como “valores” en muchas familias venezolanas y es emulada por los jóvenes, lo que se agrava con la falta de  formación en educación sexual y reproductiva y en derechos humanos.

“Los patrones de violencia y machismo son reproducidos por los jóvenes. Esta no es una situación de adultos con ideas en torno a la discriminación de la mujer. En este caso hay dos adolescentes: la víctima y el imputado. El agresor es un joven de 18 años” señala León.

“Hay regiones donde esto es mucho más significativo: Zulia, Guayana, en alunas regiones del oriente del país es mucho más agudo. Hay factores culturales que potencian estas creencias. La familia es la primera institución que promueve la educación de todo tipo,  la primera institución socializadora. La segunda es la escuela y si en estos espacios se reproducen  estereotipos seguimos y mantenemos la espiral de violencia de género” explica la psicóloga quien advierte acerca de la necesidad de formar en educación sexual y reproductiva a niños, niñas y adolescentes, así como a padres y a docentes.

“Nuestras familias están muy cargadas de estereotipos y de machismo, dejar esta educación de la sexualidad, solo a las familias, no es bueno. La institución educativa juega un rol. Debe haber educación hasta para las familias”, exhorta León.

“En este caso parte de la opinión pública se ha abocado a juzgar a la muchacha y sus padres ‘¿Qué hacía por ahí a esa hora?’ y otros comentarios como ese. Volvemos una vez más al estereotipo. ¿Por qué no  se enseña a los varones que no tienen que violar? Es bárbaro cómo en este caso se le ha cargado toda la responsabilidad a ella y sus familias de una manera monstruosa” lamenta.

Ley Orgánica Sobre el Derechos de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Artículo 1.- La presente Ley tiene por objeto garantizar y promover el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, creando condiciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos, impulsando cambios en los patrones socioculturales que sostienen la desigualdad de género y las relaciones de poder sobre las mujeres, para favorecer la construcción de una sociedad justa democrática, participativa, paritaria y protagónica.

Violencia como “método” para resolver conflictos

Para Magdimar Venezuela viene escalando en la espiral de violencia, a tal punto, que para muchos se ha convertido en un “método para resolver conflictos” lo que se incrementa y se hace aún más grave porque se acompaña de la impunidad.

“La violencia como método está ‘legitimada’ como mecanismo para resolver cualquier conflicto. La institucionalidad está resquebrajada y el grado de impunidad es alto. Esto impacta también en las situaciones de violencia de género”.

A esta fórmula, ya bastante letal, se agrega un elemento que arropa al país: la emergencia humanitaria compleja que aumenta los niveles de agresividad, señala León.

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“No se han dado respuestas efectivas a políticas de educación prevención de la violencia que existen en la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Luego de la aprobación de la Ley se crearon tribunales, espacios fiscales,  pero hay que trabajar en la prevención y en la formación. El trabajo que debe acompañar a lo jurídico no se está realizando, hay que formar a funcionarios, crear campañas, hacer espacios  de prevención. El abordaje de la situación de la violencia de género es insuficiente, incompleto y poco efectivo”.

Pornografía, violencia y juventud

Mercedes Muñoz, presidenta de Avesa, coincide con Magdimar León, pero ve con alarma que además de la imperiosa necesidad de educar y formar en sexualidad, Internet abre la puerta un elemento tan atrayente como peligroso para niños, niñas y adolescentes: la pornografía.

Muñoz asegura que en algunos ámbitos familiares hay una supuesta apertura en cuanto al tema de la educación sexual que, en realidad se traduce en la carencia de supervisión de los contenidos a los que están expuestos niños, niñas y adolescentes. “El acceso a la pornografía es alarmante. Los jóvenes ven pornografía que además, está vinculada a la violencia.  Ese es el imaginario que está corriendo de una manera alarmante. Todo esto sumado a la violencia el país, la complicidad con los agresores y  las fallas en el sistema” señala.

“Algo está pasando muy grave. Uno lo ve en la consulta privada: violaciones, maltratos. El caso de Ángela Aguirre ha puesto el tema en la cresta de la ola aquí en el país, pero esta situación también se da en otros países, por ejemplo, el tema de la “Manada” en España. Hay como una sensación de que los avances que ha habido en la visualización del problema en torno a la violencia de género, el empoderamiento de las mujeres, han generado reacciones graves en contra de estos avances” señala Muñoz.

“Es imprescindible instaurar un programa de educación sexual y reproductiva, a edad temprana, con perspectiva de género. Este tema de la violencia sexual está relacionado con el patriarcado. Lamentablemente ahora se dan casos en los que, no solo es violar, sino pavonearse de esos hechos” lamenta Muñoz.

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