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“Las Faes se lo llevaron detenido y apareció carbonizado”

Carmen Garrido, madre de Roney Daniel Muñoz, exige justicia. Su hijo era ingeniero civil, trabajaba en Medellín, Colombia. El 18 de marzo fue detenido por funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). Once días después su cadáver apareció carbonizado y con las manos mutiladas
Reporte Proiuris
Erick S. González Caldea

El único hijo que le quedaba a Carmen Garrido fue asesinado. Según vecinos y familiares, Roney Daniel Muñoz, de 27 años de edad, fue detenido por funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) la noche del 18 de marzo del 2019, en el sector el Tambor , ubicado en el barrio Bolívar de Petare. Once días después su cuerpo apareció carbonizado y mutilado. Le cortaron ambas manos.

Las experticias forenses indican que Muñoz falleció por una fractura craneoencefálica provocada por golpes con un objeto contundente. Según fuentes relacionadas al caso, al arma homicida fue una piedra que estaba en el sitio donde fue hallado su cadáver, la mañana del 19 de marzo de 2019, en la vía hacia la urbanización Paulo VI, en Petare.

Los asesinos de Muñoz no han sido identificados, pero los familiares de la víctima sospechan de los miembros de las FAES que se lo llevaron la noche del 18 de marzo. “Las FAES se lo llevaron detenido y apareció carbonizado” denuncia Carmen Garrido, madre de Roney Muñoz.

Miedo, llegaron las FAES

En el barrio 24 de Marzo, donde residía Roney Muñoz y su familia,  las siglas Faes son sinónimo de miedo. Residentes aseguran que cuando los hombres del cuerpo élite de la Policía Nacional Bolivariana  llegan al sector habrá, al menos, un muerto que velar al día siguiente.

Carmen Garrido describe con orgullo cómo su hijo menor creció entre las calles de Petare y pudo terminar una carrera universitaria, emigrar del país, sin los atajos de las drogas y la delincuencia. Tenía otro hijo que hace nueve años también fue asesinado por azotes del barrio 24 de Marzo.

“Mi hijo Roney se graduó de ingeniero civil en el Instituto Politécnico Santiago Mariño, en 2017. Se mudó a Medellín, Colombia, en 2018, luego de conseguir un trabajo en su área, en una construcción. En diciembre regresó a su país para pasar las navidades con nosotros y, como el proyecto estaba en un período de descanso, se devolvería a Colombia a finales de marzo. No lo pudo hacer”, resumió la madre.

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La mujer relata que a las 10:00 pm del lunes 18 de marzo, Muñoz salió de su casa, en el barrio 24 de Marzo, ubicado en el sector La Bombilla de Petare, hasta el Barrio Bolívar, sector El Tanque, ubicado a pocas cuadras de su hogar, para llevarle a sus dos hijos una bolsa con galletas y charcutería.

“Recuerdo que le iba a decir que no saliera tan tarde de la casa, porque entre los vecinos se corría el rumor que las FAES estaba metida en el barrio. Pero antes de que me diera cuenta, ya mi sobrino se había ido”, detalla Olga Díaz, tía de Muñoz.

El joven ingeniero salió de la casa de su infancia a la de su ex pareja. La mujer pidió  mantener en reserva su identidad.

La ex pareja de Muñoz lo esperaba junto a uno de sus hijos, al final de las escaleras. Se encontraron en la avenida principal del barrio Bolívar. La mujer narró que luego de que Muñoz le entregara la bolsa, dos patrullas de las FAES llegaron a sitio y lo requisaron.

Ella y algunos vecinos aseguran que él entregó su cédula de identidad con tranquilidad, mientras los oficiales lo “radiaban” para ver si tenía antecedentes penales. No tenía ninguno, pero minutos después, los oficiales lo detuvieron, esta vez, a golpes. “Comenzó a decir que era ingeniero y sacó su carnet que lo certificaba, pero igual se lo llevaron”, señaló Olga Díaz.  

Cuenta que Muñoz fue introducido a la fuerza dentro de una camioneta Hillux sin placas. “Fue sometido por los funcionarios, quienes lo mantenían esposado” indicó Díaz.  Hubo una versión según la cual horas antes él habría llevado a dos presuntos delincuentes al Hospital Domingo Luciani, ubicado en El Llanito, para auxiliarlos. No obstante, esta versión fue desmentida por la familia del ingeniero, quienes señalaron que Roney tenía el carro dañado desde las fiestas de Carnaval.

Fuentes de la Policía Nacional Bolivariana aseguran que no hubo ningún operativo en Petare el día que fue detenido Muñoz. Sin embargo, otras fuentes policiales, señalan que la noche que fue detenido el ingeniero, dos funcionarios de Polisucre habían sido heridos durante una persecución en el barrio 5 de Julio, en la entrada de Petare por lo que se activó un despliegue policial de las FAES,  funcionarios de la Dirección de Contrainteligencia Militar y de la Policía Municipal, en esa zona.

Localizado en un terreno baldío

Olga Díaz cuenta que, inmediatamente, después de que su sobrino fue detenido por las  FAES ella y su familia comenzaron a buscarlo: “Fuimos al hospital Pérez de León porque las FAES llevan allí a los heridos”.

“Lo primero que pregunté fue si habían traídos heridos del barrio Bolívar o de La Bombilla. Uno de los empleados me dijo que sí, pero que llegaron muertos. Tal vez fue el impulso o como dicen por allí ‘la fama de las FAES’. Le pedí que me llevara a la morgue a reconocer los cadáveres. Gracias a Dios, no era ninguno de los dos cuerpos en la sala. Pensé: voy a encontrar a mi sobrino vivo”, señaló Díaz.

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Al día siguiente ella y la madre de Roney, su cuñada, fueron a la comandancia de la PNB, ubicada en Petare. “Aquí no está ese chamo. Si lo hubiéramos matado, lo decimos señoras. Váyase que aquí”, le respondió uno de los funcionarios a la puerta de la comandancia y la cerró.

Habían pasado cinco días sin rastros del ingeniero. Acudieron entonces a la morgue de Bello Monte. Reconocieron cinco cadáveres catalogados por el código 62 (usado para los fallecidos a manos de funcionarios policiales). Tampoco estaba allí.

El caso fue asignado a la Fiscalía 86° de Derechos Fundamentales y comenzó la investigación de los hechos desde el 21 de marzo, tres días después de la detención de Muñoz. Se hicieron llamadas a distintos cuerpos de seguridad en Caracas, pero no se dio con el paradero del muchacho, según relata Díaz.

“La fiscal nos aconsejó que siguiéramos yendo a los hospitales. Y así lo hicimos durante casi 10 días, pero nada. En ningún lado estaba mi muchacho”, detalló la tía. Continuó acudiendo a la morgue. Los constantes apagones eléctricos en la ciudad retrasaron su búsqueda.

En el acta de defunción se lee que la causa de muerte es por la fractura craneoencefálica causada por un objeto contundente | Foto: Erick S. González 

En plena vía del sector Paulo VI de Petare, en terrenos adyacentes a una cementera,  fue hallado el cadáver de un hombre carbonizado y con las manos cortadas.

Fuentes policiales señalaron que el hallazgo fue hecho a través de una llamada anónima a funcionarios del comando Nazareno de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), ubicado en el sector Paulo VI, a quienes les informaron sobre el cadáver de un hombre, moreno y de contextura delgada.

No tenía documentos de identidad ni ropa. El cuerpo estaba completamente carbonizado y sobre él había cauchos de moto y algo de aceite de carro. Al sitio llegaron funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) para realizar las experticias de rigor. Por las características que presentaba el cadáver, la policía catalogó como móvil  “ajuste de cuentas”.

Por órdenes de la Fiscalía,  el 29 de marzo se hizo nuevamente la autopsia al único cuerpo que la familia no había reconocido durante sus visitas a la morgue: el del joven carbonizado. Era Roney Muñoz. Lo identificaron por dos pistas esenciales: el examen forense odontológico y porque él había perdido uno de sus riñones en un accidente años atrás. Ambas se hicieron en presencia de un fiscal del Ministerio Público.

Según datos de Monitor de Víctimas, Roney Muñoz cumplía con el perfil de las víctimas de ejecuciones extrajudiciales: era joven, moreno y vivía en una zona popular. “No vamos a dejar el caso impune. Queremos justicia”, exige Carmen Garrido.

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