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Con cinco asesinatos en Las Mayas, las FAES suman una masacre a su prontuario

La mañana del viernes 8 de febrero, funcionarios de las FAES realizaron un “operativo” en el sector Felipe Acosta Carlez en busca de los homicidas  del agente de la PNB, Carlos Moya. La razzia causó otros cinco asesinatos, entre ellos, el de Noelkis Ramírez, una joven que estaba a punto de irse del país con sus dos hijos pequeños
Reporte Proiuris
Erick S. González Caldea

Muerte, miedo y orfandad. Eso fue lo que dejaron las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) en Las Mayas. Por temor a represalias, los vecinos esquivan las preguntas sobre los hechos ocurridos el viernes 8 de febrero, cuando las FAES peinaron el barrio para vengar el homicidio de uno de sus compañeros de la Policía Nacional Bolivariana. Solo los familiares y allegados de Noelkis Carolina Ramírez Blanco, de 21 años de edad, una de las cinco personas que habrían sido asesinadas durante el operativo policial, se atreven a hablar de la masacre.

Su tío, Rafael Rojas, describe a Noelkis como una persona amable, pero de personalidad fuerte. Detalló que usaba ropa holgada y deportiva con logos de equipos de baloncesto. “A mí sobrina la confundieron con un muchacho y por eso le dispararon en el pecho”, detalló Rojas, la mañana del lunes 11 de febrero, tres días después del incidente.

A las 9:30 am, funcionarios de las FAES llegaron al sector Felipe Acosta Carlez de Las Mayas en busca de los que habrían asesinado al agente de la PNB Carlos Moya, en medio de un robo cometido en una camioneta de transporte público.

Según testigos y familiares de las víctimas, antes del mediodía otros cuatro jóvenes del sector habían sido asesinados: José Arteaga, de 18 años de edad; David Arteaga, de 21; José Moisés flores Espinoza, de 19; y Vicente Ramírez, de 22 años de edad. La quinta fue Noelkis. No hubo reportes policiales de ninguna de estas cinco muertes y los datos de las víctimas se obtuvieron extraoficialmente, a través de familiares en la morgue de Bello Monte.

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Cuando Noelkis salió de su residencia se encontró con el despliegue de las FAES en la calle.  “Le gritaron y luego de dispararon. Cuando se acercaron a verla, se dieron cuenta de que era una mujer y no un chamo, como pensaron. La metieron en una pick up y se fueron. No supimos nada de ella hasta las 12:00 m, cuando nos enteramos que la llevaron al Pérez Carreño. Llegó sin vida. Así me lo contaron”, informó su tío.

Según el informe de la autopsia Noelkis recibió un disparo en el tórax. Su familia no supo si tuvo alguna otra herida. “No sabíamos que iba hacer esa mañana. Tal vez iba al mercado, o hablar con un amigo, quién sabe. Lo que sí sé es que sus dos hijos estaban en el preescolar”, señaló Rojas.

Uno de los amigos de Noelkis, Carlos Herazo, relató que cuando le informaron sobre su muerte no lo creyó.  “De verdad, esa muchacha no se metía con nadie. Era una chama sana. Su vida eran sus hijos y su familia. Era muy agradable”, relató.

 “Sabemos que fue la policía. Pero nadie habló de lo que ocurrió, solo la familia. Los vecinos no quieren decir que pasó”, asegura Herazo.

Según datos de Monitor de Víctimas, los funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales tienen como principal “objetivo” a jóvenes entre 16 y 25 años de edad, que viven en zonas o sectores populares. Asimismo, el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos evidenció que en 2018, de las 205 víctimas contabilizadas, 95,56% eran hombres.

Con planes de emigrar

Entre los planes de Noelkis estaba emigrar del país por la emergencia humanitaria compleja. Su madre, Karoliney Junielkis Blanco, quien vive en Panamá desde hace dos años, le había comprado el pasaje para que abordara el avión el 20 de febrero para reunirse con ella.

Rojas explicó que su sobrina era ama de casa y vivía con la remesa que le mandaba su madre desde Panamá. “Hasta no hace mucho decidió irse del país con sus hijos. Ya tenía el pasaje. Le pasó como a muchas personas que piensan irse. La matan antes de montarse en un avión”, expresó.

Noelkis vivía con sus dos hijos y una prima en un apartamento de la Misión Vivienda que le había sido adjudicado a su abuela materna. Había cursado hasta octavo grado de bachillerato. Esperaba conseguir un empleo en el exterior.

“Esto es injusto,  no debieron matarla. Uno no puede morir así. La conocí desde pequeña, su abuela y yo éramos amigas, por lo que siempre estuve cerca de su familia. Ella era una muchachita agradable, amable y feliz. Qué lástima que la asesinaran tan vilmente”, sostuvo una allegada a la familia de Noelkis, quien pidió no revelar su nombre por temor a represalias.

Al día siguiente de la muerte de Noelkis, su tío Rafael, cumplió 42 años. “Que espantoso regalo me dieron en mi cumpleaños —expresó el pariente — Este hecho no lo vamos a dejar impune. Vamos a denunciar esto a la Fiscalía”. Pero dice ser consciente de que tendrán que recorrer un largo camino antes de obtener la justicia que exigen.

Otro policía muerto, más víctimas

A las 10:30 am del viernes 8 de febrero, el reporte de la muerte de que un funcionario de la PNB comenzó a ser trasmitido por los radios y redes de policías. El oficial Luis Bravo Reyes, de 27 años, fue asesinado tras recibir un disparo y tres puñaladas. Y ello implicó que arreciara la arremetrida de las FAES en Las Mayas.

Mientras vendía pan en la calle 18 de los Jardines de El Valle, Vicente Ramírez Urdaneta, de 22 años de edad, fue detenido por agentes de las FAES y llevado hasta un apartamento en las residencias de Las Mayas, donde fue asesinado, aseguraron sus familiares.

Su esposa, Belín Urdaneta, informó que Vicente no vivía en el sector, sino que era uno de sus puntos de trabajo como vendedor ambulante. Vivía en Charallave junto a sus dos hijos, su hermana menor y su esposa.

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Dos primos, José Arteaga,  de 18 años de edad, y David Arteaga, de 21, también fueron víctimas de las FAES, aquella mañana del viernes, en Las Mayas. Sus familiares denunciaron que trabajaban en una cementera en Turmerito, frente a Fuerte Tiuna.

Ambos fueron arrestados por funcionarios de las FAES. Sus familiares los buscaron en diferentes hospitales, hasta que la mañana del sábado 9 de febrero, hallaron los cadáveres en el hospital Pérez Carreño. “Me dijeron que ellos se enfrentaron contra los funcionarios en un sector de Las Mayas. No creo esa versión”, explicó uno de sus allegados, quien prefirió no dar su nombre.

A José Moisés Flores Espinoza, de 19 años, lo obligaron a arrodillarse frente a su casa antes de recibir un disparo en la cabeza por parte de los funcionarios de las FAES. Según el relato de sus familiares, quienes pidieron no se revelara su identidad, los oficiales ingresaron a la vivienda y lo sacaron al callejón frente a su casa en el sector Los Ranchos de Las Mayas.

 “La pared todavía tiene marcada con su sangre. Él vivía en Los Valles del Tuy, solo se quedaba en la semana porque tenía que trabajar en el mercado de Coche. No era ningún delincuente. Su único problema fue tener malas juntas”, indicó uno de sus allegados.

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