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¿Qué hacer para mitigar el impacto de la desnutrición infantil en Venezuela?

Prepara Familia organizó un foro este jueves 29 de noviembre en el cual brindó varias herramientas para afrontar la desnutrición y proteger a los más pequeños
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Arturo Guillén

Los niños son un tema delicado y difícil de abordar. Más aún, cuando surge un problema que puede afectarlos por el resto de sus vidas e incluso ponerlos en peligro de muerte: la desnutrición.

Por este motivo, Prepara Familia realizó un foro llamado “Herramientas para Mitigar el Impacto de la Desnutrición en Niños, Niñas y Adolescentes”. En el evento asistieron más de una docena de personas, todas ellas con la cabeza erguida, atentas a los que Susana Raffali, nutricionista especializada en gestión de seguridad alimentaria, exponía.

Cada uno de los asistentes, así como la propia Raffalli, concordaban en un punto importante: la aceptación de una realidad que ha afectado paulatina y gravemente a la población, sobre todo a los más pequeños. En un país donde el índice de desnutrición infantil llega a 68%, según la organización Cáritas, la preocupación en las familias, la desesperanza y la desesperación emergen en los venezolanos.

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¿Qué hacer, entonces, ante esta situación que sobrepasa a los ciudadanos? Raffalli recomendó, en primer lugar, ser vigilantes: saber detectar el problema, cómo está afectando al niño o a la niña, estar atento, como comunidad, de los más necesitados y las carencias alimenticias que presentan. En segundo lugar, y no menos relevante que el primer punto, procurar ayuda psicológica para saber cómo responder a una pregunta imposible de eludir: ¿Mamá, papá, por qué estoy pasando hambre?

“Hablarle a un niño del por qué tiene hambre y por qué ocurre eso es algo que me ha afectado muchísimo”, aseguró Raffalli, mientras que todos en el foro parecían asentir ante una dolorosa verdad.

La otra herramienta, dada la escasez de alimentos y los elevados precios de la comida, es hacer compras inteligentes. Por ejemplo, si no hay carne o no se tiene el dinero suficiente para adquirirla, suplantarla con otro tipo de proteínas como la vegetal o con los granos, intentar conseguir cítricos para asimilar de mejor manera el contenido proteínico, además de alimentos con hierro.

Mitigar es aliviar, contener, al menos por un tiempo, las consecuencias de un problema que cada vez más crece sin parar. Raffalli es realista: “La situación va a empeorar”. Todos, aún con la cabeza erguida, aceptaban la realidad. Sin embargo, más allá de la transitoria desesperanza, los presentes entendieron que uno de los primeros pasos es aceptar lo que sucede, para después tomar acciones al respecto con el fin de enfrentar el problema. El trato con los niños es muy importante, brindarles afecto, atención, con ollas comunitarias intentar reunir una buena cantidad de alimentos con suficientes nutrientes y priorizar a los más vulnerables.

De una crisis lenta y continuada a una emergencia humanitaria compleja

Susana Raffalli advirtió que las crisis que son lentas y continuadas son las más difíciles de superar e incluso de identificar para la posterior ayuda humanitaria. Explicó que cuando el proceso es lento, pero continuado, es complicado detectar el problema y cuando se hace, el índice de mortalidad puede ser elevado.

Para la nutricionista, en Venezuela ha habido una crisis lenta y continuada, generalizada en todos los ámbitos. A partir de 2015 el deterioro ha sido mucho más rápido, hasta el punto de llegar a una emergencia humanitaria compleja. “Se llega a una emergencia como la que estamos en estos momentos por tener un Estado fallido incapaz de suministrar los servicios más básicos a la población. No tenemos un Estado de derecho y un Estado que limita la capacidad de trabajo de las ONG para brindar ayuda humanitaria para al menos mitigar las consecuencias”, manifestó.

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Raffalli se mostró impactada por la liberación por parte del CERF de los 9.2 millones de dólares. “Eso solo se da para casos muy catastróficos y es triste pensar que Venezuela está entre ellos”, puntualizó.

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