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Memorias de la brutalidad (II)| “Los PNB son unos sádicos, usaban un látigo con púas”

Salió a la calle, a protestar contra el gobierno, al menos 60 veces. Aún padece las consecuencias de los maltratos por los cuales responsabiliza a la Policía Nacional Bolivariana. Cuenta cómo fue reprimida y por qué ahora está decepcionada

Reporte Especial Proiuris | TW: @Proiuris_ve   IG: @proiuris
Anyela Torres

Kelly Rigio vive con miedo sus últimos días en Venezuela. Teme ser reconocida por algún integrante de los llamados “colectivos”  o de los cuerpos de seguridad con los cuales se enfrentó en las manifestaciones de calle en que participó. Cinco meses después, decidió dejar todo: sus estudios de Derecho, su familia y su país.

Tiene cicatrices de disparos de perdigones a quema ropa y una de sus manos sigue temblando por el golpe que le dio un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana. “Son unos sádicos –expresa y ofrece detalles-, los PNB usaban un látigo con púas para agredir a los manifestantes, como en la antigua Roma. Al que le caía encima le desgarraba la piel. Era un vulgar cable de electricidad con clavos oxidados incrustados”, asegura.

Un día de refriega callejera, el látigo de la PNB alcanzó una mano de  la joven de 28 años de edad y le arrancó un pedazo de piel. “A raíz de eso mi mano quedó algo temblorosa. Yo no puedo dejar mi mano quieta porque mi pulso tiembla. No sé si tocaría algún nervio. Realmente ese día solo me agarraron puntos y me revisaron la movilidad”, afirma.

“A veces no solo eran perdigones –continúa Kelly-, disparaban clavos,  metras, monedas de las viejas de cinco bolívares. Por un perdigonazo me agarraron dos puntos. Un día yo iba con una botas Timberland y una bala, que quizá rebotó del piso, se incrustó en una de las botas y la dejó vuelta nada”.

La joven insiste en denunciar la brutalidad de la PNB: “La Guardia Nacional actúa bajo una orden, ellos no se mueven si no les dan una orden. En cambio, los PNB te agreden sin motivo alguno, solo por agredir, porque eso digo que son unos sádicos. Y además de golpearte, te roban”.

Kelly explica por qué no volverá a las calles a protestar: “Aquí hubo un día donde tuvimos la oportunidad de salir, cuando El Valle se alzó. Pero nadie salió a las calles. Ese día también ocurrió algo inusual: unas luces en el Palacio de Miraflores aumentaron la tensión y las expectativas de un cambio de gobierno. Ese día era para que Caracas y todo el país se alzara. Estaba el Valle, El Paraíso prendidos. Nadie salió y me decepcioné. Después vino la Asamblea Nacional Constituyente y decidí irme del país. Sentí que luche, pero que nadie luchó por mí para rescatar la nación. Amo demasiado mi tierra pero no voy a seguir  arriesgando mi vida por personas que no lo valoran”.


 

Lee la publicación anterior de «Memorias de la brutalidad», en el siguiente enlace: (I)

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