No comer en todo el día forma parte de las estrategias identificadas por Naciones Unidas y aplicadas en países de Asia, África y Medio Oriente, donde existen emergencias alimentarias. María, una anciana en situación de calle, es de las más afectadas por el hambre en Venezuela
Reporte Proiuiris
Erick S. González Caldea
María tiene 60 o más años de edad. Vive en la calle, a la intemperie. Su cama es una colchoneta sucia que coloca “donde la agarre la noche”. Usa de sábana lo que tenga a la mano: ropa vieja o un pedazo de cartón. Asegura que hay días en que no desayuna, no almuerza, no cena. “Si la gente no me da comida, no como”, así lo relata en una plaza de la urbanización La Castellana, en Caracas.
La anciana pidió que su nombre se mantuviera en reserva. La llamaremos María. Dice que perdió su vivienda, ubicada en el Barrio El Limón, de la carretera vieja Caracas-La Guaira, hace siete años, tras las lluvias de diciembre de 2010. “Tenía mi ranchito por la carretera de La Guaira y se me cayó. Me quedo donde puedo y como pueda”, lamenta.
María es una de la miles de personas que viven en situación de calle en Venezuela. MIKEL FERREIRA
Se le encuentra acompañada de cinco niños que al igual que ella, están en situación de vulnerabilidad extrema . “No tengo familia. Me abandonaron. Ellos (refiriéndose a los menores de edad) son mis nietos, mis niños. Los últimos años de mi vida la he pasado pidiendo en las calles. ¿Cómo hago? No tengo opciones. Lo único que tenía era mi ranchito, que yo misma pude construir pero se me cayó”, repite.
Afirma que solo se alimenta cuando un buen samaritano le da comida. Comparte lo poco que recibe -muchas veces sobras- con sus niños. “A veces me dan pasta con salsa. Otras veces una empanada mordida. Les agradezco a las personas que me ayudan, porque es fuerte la necesidad que paso. Son muchos los días que me acuesto sin comer. Siempre tengo hambre”, indica María, quien asegura que los infantes también piden comida, ropa y dinero para subsistir.
El artículo 80 de la Constitución establece que “el Estado garantizará a los ancianos y ancianas el pleno ejercicio de sus derechos y garantías. El Estado, con la participación solidaria de las familias y la sociedad, está obligado a respetar su dignidad humana, su autonomía y les garantizará atención integral y los beneficios de la seguridad social que eleven y aseguren su calidad de vida”
En los últimos tiempos, el grupo se reúne al mediodía para distribuir las limosnas que reciben. Luego, vuelven a las esquinas de Altamira, Chacao y Los Palos Grandes a pedir alimentos. Pasadas las 9:00 de la noche retornan a la plaza y buscan donde dormir sin correr riesgos.
María cuenta que el último año ha sufrido mucho más la angustia y la desesperación que causa el hambre: “No todo el mundo te da comida, por eso busco sobras en los restaurantes y bolsas de basura por acá (La Castellana), aunque esa no es mi primera opción, porque no me gusta”.
María aseguró que cuando no recibe comida de buenos samaritanos en las calle, recurre a buscar alimentos en las bolsas de basura de la ciudad. MIKEL FERREIRA
Relata que circula por Chacao, pues en ese municipio abundan los restaurantes y expendios de comida. Dice que ya no pasa por Las Mercedes, pues los policías maltratan a las personas en situación de calle. “Los policías llegan y me amenazan. Me maltratan, me dicen: ¡vete de aquí vieja! Eso me molesta mucho, solo aquí la gente me da algo de comer. En otras parte de la ciudad es más duro”, expresa.
María aseguró que ella misma ha tramitado ayuda gubernamental a través de la Misión Negra Hipólita. “Me cansé de dar mi nombre, mis datos, eso no sirve para nada. Esa gente no ayuda en nada”, manifiesta.
“Tengo miedo, y siento rabia. Para acá viene la gente del gobierno y que para ayudarme. Esos lo que quieren es dejarme encerrada. No lo voy a permitir”, añadió.
Lee las entregas anteriores de Estrategias del hambre, en los siguiente link: (I), (II), (III), (IV) y (V)
